Julissa Díez Canseco pisó la zona mixta cabizbaja y sudorosa después de su combate ante la surcoreana Kim Sohui, doble campeona del mundo de taekwondo. Pidió una pausa. Se rehizo bajo una toalla blanca y se lanzó: «Mi sueño era competir en unos Juegos Olímpicos, pero no solo eso. Quiero más. Mi lugar es el podio».
La peruana Julissa Díez Canseco tiene 27 años y este miércoles, tras haber pisado por primera vez el tapiz verde y azul del Carioca Arena 3, construyó un nuevo anhelo.
«Cuando llegas aquí y ves la magnitud del evento y la reacción de la gente, cuando te ves ahí dentro y no te sale el resultado a pesar de todo el trabajo que has hecho, dices: ‘Esto aquí no termina’. Yo quiero más y voy a seguir luchando», advirtió antes de conocer su entrada en la repesca de la categoría de menos de 49 kilos.
La presencia en la definitiva pelea por el título de su verdugo en los octavos de final le entregó una reválida con la que alargó su primera aparición en unos Juegos Olímpicos.
A las 20.30 se citó con la tailandesa Panipak Wongpattanakit, vigente campeona del mundo en menos de 46 kilos, y ahí sí terminó su aventura en Río de Janeiro.
Esa ciudad está situada a 8,700 kilómetros de Mallorca, la isla española a la que se mudó convencida de que lo mejor para ella era continuar su carrera bajo la supervisión de Brigitte Yagüe, plata en Londres 2012, y su marido Juan Antonio Ramos, campeón del mundo.
Los dos modelaron su camino hacia la ciudad carioca y a los dos les está agradecida.
Entrenamiento específico de velocidad y pliometría. Las sensaciones están a tope!!! Vamos con todo!!💪 #Rio2016 👊 🇵🇪 pic.twitter.com/OlLuT55T26
— Julissa Diez Canseco OLY (@julidiezcanseco) August 13, 2016
«Si he llegado hasta donde estoy es gracias a ellos. Hemos trabajado mucho para esto. Me han entrenado y no solamente esto. La complicidad y la amistad que tenemos ha hecho que yo pudiera lograr el sueño de participar en unos Juegos Olímpicos», dijo a EFE.
Sus planes de futuro pasan por regresar a España y entrenar con la motivación de firmar un papel más destacado en los Juegos Panamericanos de Lima 2019 y los Olímpicos de Tokio 2020.
«Tengo el mejor equipo. Los entrenadores son los mejores y con ellos he podido evolucionar mucho. Dios quiera que mi país me siga apoyando porque tengo muchas ilusiones todavía», abundó dispuesta a seguir «entregando todo» por el deporte que le apasiona.
Julissa está convencida de que pronto merecerá una plaza en el podio de un gran campeonato. (EFE/Lucía Santiago)