DACCA.- El líder islamista Mir Quasem Alí, miembro del comité ejecutivo y financiero del principal partido religioso de Bangladesh, Jamaat-e-Islami (JI), fue ahorcado hoy tras ser condenado por crímenes de lesa humanidad cometidos durante la guerra de independencia de 1971, informaron a Efe diversas fuentes.
El sexagenario preso, un notable empresario con negocios en la banca y medios de comunicación, fue ejecutado entre fuertes medidas de seguridad a las 22.35 hora local (16.35 GMT) en la Prisión Central de Kashimpur, en la provincia de Dacca, dijo el inspector general de la Policía bangladesí, AKM Shahidul Hoque.
Unos 35 familiares visitaron el centro penitenciario por la tarde para despedirse de Quasem Alí, quien hace dos días rechazó pedir el perdón presidencial, su último recurso para evitar la ejecución, indicó la hija del condenado Tahera Tasnim.
«No es un juicio, es un asesinato judicial. Los cargos presentados en su contra eran totalmente falsos», afirmó, al detallar que en el encuentro de hace unas horas su padre les pidió que fuesen «pacientes» con la situación.
El pasado martes, el Tribunal Supremo rechazó un recurso de apelación del condenado, el quinto líder de JI ejecutado hasta el momento, y mantuvo la pena capital por asesinato y de prisión por otros cargos, como secuestros y torturas.
Tras conocerse el fallo, la organización Amnistía Internacional pidió que se paralizase la ejecución y alegó que un grupo de expertos de la ONU denunció la semana pasada presuntas «irregularidades» en el proceso judicial contra el empresario.
Quasem Alí lideró en 1971 la milicia paramilitar propaquistaní Al-Badr en la segunda ciudad bangladesí, Chittagong, donde, de acuerdo con el tribunal, estableció centros de torturas durante la guerra que terminó con la independencia de Pakistán.
Estos juicios son una promesa electoral de la primera ministra, Sheikh Hasina, hija de la figura central de la guerra de independencia, Sheikh Mujibur Rahman.
Más de una treintena de personas han sido condenadas en el último lustro en este proceso de revisión de la memoria histórica y seis han sido ya ejecutadas, incluidos cinco líderes islamistas.
Bangladesh se halla en un momento volátil, con la oposición política fuera del Parlamento y debilitada por arrestos o causas en los tribunales, y atraviesa una ola de violencia yihadista que en tres años ha causado unos 70 muertos en atentados contra minorías religiosas, pensadores laicos, activistas o extranjeros.
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