La fiscal federal de Estados Unidos, Loretta Lynch, presentó la lista de 47 cargos que el Departamento de Justicia de Estados Unidos tiene contra nueve altos directivos de la FIFA -siete de los cuales fueron detenidos este miércoles en Suiza- y cinco empresarios deportivos a los que acusó de corrupción, soborno, asociación delictiva y conspiración de blanqueo de dinero.
«Se esperaba de ellos que mantuvieran las normas que mantiene el fútbol honesto y la integridad del juego. En cambio, lo corrompieron para sus intereses y para enriquecerse», dijo Loretta Lynch durante una rueda de prensa en la corte federal de Brooklyn, en la que anunc ió que algunos de los delitos se remontan 24 años atrás.
Loretta Lynch denunció a los directivos de la FIFA acusados de recibir sobornos para decidir la sede de la Copa América, de la Copa del Mundo, quién iba a hacerse con los derechos de televisión de tales competiciones o quién sería el nuevo presidente de la organización. «En resumen -dijo Lynch- estos individuos usaron el soborno para decidir quién iba a televisar los partidos, dónde se iban a celebrar y quién iba a presidir la organización. Los detenidos utilizaron sus posiciones de confianza para solicitar sobornos a cambio de los derechos comerciales, y lo hicieron una y otra vez, año tras año, torneo tras torneo».
De Sudáfrica 2010 a Estados Unidos 2016
La fiscal general explicó que los sobornos se usaron para influir en la elección de Sudáfrica como sede de la Copa del Mundo en 2010, la de Estados Unidos para la Copa América de 2016, así como para las elecciones a presidente de la FIFA de 2011. También se denunció la venta de derechos comerciales y de transmisión a empresas que luego revendían estos derechos. De hecho, los ejecutivos de cinco empresas de marketing deportivo están acusados de haber pagado de forma sistemática hasta 150 millones de dólares en comisiones ilegales para obtener los derechos de comercialización de tales torneos.
En el caso de la Copa América 2016, la fiscal dijo que «lo que debiera haber sido una expresión de deportividad internacional -al ser la primera vez que esta competición no se hace en Sudamérica- se usó para engrosar el bolsillo de estos ejecutivos en 110 millones de dólares, casi una tercera parte de lo que supone el costo legítimo de los derechos de la copa».
La acusación del Departamento de Justicia de Estados Unidos llega incluso a explicar en un escrito que «la corrupción y el soborno se extendieron a las elecciones presidenciales de la FIFA en 2011 -cuando Joseph Blatter fue elegido por cuarta vez consecutiva- y a varios acuerdos sobre patrocinio de la selección nacional de Brasil por una importante empresa de ropa deportiva estadounidense».
Según Lynch, el cargo más grave que afrontan los acusados es el de asociación delictiva, y que puede estar penado con un máximo de 20 años de cárcel.