LONDRES.- El Reino Unido cobrará a partir de 2020 el menor impuesto de sociedades entre los 20 países más industrializados del mundo, una medida con la que el Gobierno británico espera amortiguar los efectos negativos del brexit para las empresas y evitar una posible fuga de compañías.
Analistas y empresarios coinciden en que el recorte fiscal ayudará a retener negocios y atraer nuevas inversiones, aunque advierten de que las condiciones de salida del bloque comunitario que pacten Londres y Bruselas tendrán un peso determinante en las decisiones de las firmas.
La primera ministra, Theresa May, sugirió esta semana que el impuesto de sociedades podría llegar a caer hasta el 15 %, en línea con las cifras que ha barajado el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, si bien finalmente el Gobierno británico ha decidido mantener su plan de rebajar la tasa desde el 20 % al 17 %.
El gravamen quedará lejos del 33,3 % que impone Francia y el 29,7 % de Alemania; estará por debajo del de Rusia y China -20 % y 25 %, respectivamente-, y se acercará algo más al de Irlanda, del 12,5 %.
El recorte fiscal «va a ser obviamente beneficioso para algunas compañías, porque pagarán menos, pero (su decisión) va a depender esencialmente de las condiciones del brexit», señaló a Efe David Chivers, profesor de la Escuela de Negocios de la Universidad de Durham.
«Hay muchas razones por las que las empresas podrían preferir ir, por ejemplo, a Irlanda, en lugar de al Reino Unido. Irlanda va a seguir dentro de la Unión Europea. No creo que lograr que individuos o compañías se trasladen sea tan sencillo como recortar impuestos», indicó Chivers.
Cuando Londres active el artículo 50 del Tratado de Lisboa, previsiblemente en el primer trimestre de 2017, comenzará a negociar con Bruselas las condiciones de acceso al mercado único tras su salida del bloque común.
También deberá determinar su nuevo rol en la unión aduanera y el acceso de las firmas de la City de Londres al pasaporte financiero que permite operar en la UE, entre otros aspectos que pueden condicionar la facilidad con la que las compañías podrán continuar haciendo negocios en el Reino Unido.
Si se cumple el calendario previsto por el Gobierno, el «brexit» se ejecutaría en 2019, un año antes de que comience a aplicarse la reducción al 17 % en el impuesto a las empresas.
Ese recorte «no será la razón principal por la que las compañías se queden», recalcó a Efe Kerim Derhalli, consejero delegado de la «start up» financiera Invstr.
«Una economía desarrollada como la británica necesita un ambiente empresarial versátil, capaz de ofrecer ventajas para un amplio rango de industrias», afirmó el exejecutivo de Lehman Brothers.
El Reino Unido «debería ser un ‘paraíso de los negocios‘ con impuestos competitivos», pero también «una fuente de talento de referencia mundial, con servicios para las empresas de primera clase y comunicaciones con el mundo que ayuden a las compañías a prosperar», agregó.
EFE