LONDRES.- Un grupo de investigadores de las universidades de Stanford (EEUU) y Tokio han realizado con éxito un experimento de desarrollo y trasplante de órganos entre diferentes tipos de especies de animales, lo que abre la puerta a la posibilidad de aplicar esta práctica en humanos.
El ensayo, hecho público hoy en la revista científica británica Nature, consistió en la implantación de células madre pluripotentes de ratones en ratas embrionarias.
Estos roedores habían sido previamente manipulados genéticamente para ser incapaces de desarrollar su propio páncreas y, por tanto, tener que hacerlo con las células madre provenientes de ratones.
Posteriormente, una vez las ratas nacieron y crecieron, los responsables del proyecto trasplantaron las células que producen la insulina, denominadas en su conjunto islotes pancreáticos, de las ratas en ratones diabéticos.
«Encontramos que los ratones diabéticos eran capaces, tras el trasplante, de normalizar sus niveles de glucosa en sangre durante un año», señaló el líder de la investigación, el científico de Stanford, Hiromitsu Nakauchi (foto).
Además, aseguró que los animales receptores del trasplante únicamente necesitaron tratamiento con medicamentos inmunosupresivos durante cinco días.
Este hallazgo demuestra cómo los órganos de las especies pueden crecer dentro de cuerpos de otras diferentes, un método que podría ayudar a la producción de tejido humano trasplantable, aunque ello plantearía problemas tanto a nivel técnico, como ético y legal, que habrían de resolverse primero.
Cuando la medicación falla para estabilizar el tipo I de diabetes, en el cual no hay células que produzcan insulina, el trasplante del islote pancreático aporta esperanza para estos enfermos, sostienen los investigadores.
Encontrar a un donante compatible es complicado, problema que comparten los miles de pacientes que esperan un trasplante, y las células madre pluripotentes ofrecen el potencial de producir cantidades ilimitadas de reemplazos de células y tejidos.
Para aplicar esta técnica en humanos, según explicó Nakauchi, los órganos necesitarían generarse en animales que tuvieran cierto parecido con el organismo de las personas, como ovejas, cerdos o primates.