MADRID.- El partido revelación de las últimas elecciones en España, Podemos (izquierda), nacido del movimiento de los indignados del 15M, llegará más dividido que nunca a su segundo congreso los días 11 y 12 de febrero, por la disputa del liderazgo entre su líder, Pablo Iglesias, y su número dos, Íñigo Errejón.
El plazo para presentar una candidatura conjunta se cerró el miércoles noche sin acuerdo entre ambas partes, que han presentado candidaturas separadas al Consejo Ciudadano -máximo órgano ejecutivo del partido.
Pese a que se han presentan otras listas, Iglesias reconoció hoy que la cita es una confrontación en la que se mediaran «dos equipos, dos liderazgos y dos ideas», y eso está «muy claro», añadió.
Hasta hace poco nadie cuestionaba el liderazgo de Iglesias, la cara más visible de un partido que en apenas dos años consiguió convertir el movimiento de indignados 15M (2011) en la tercera fuerza política del país.
Su primera prueba electoral fueron los comicios europeos (2014), donde obtuvieron cinco diputados, y luego vinieron las elecciones municipales (2015), que les permitieron alzarse con alcaldías como Madrid, Zaragoza o Cádiz.
En los comicios legislativos de ese mismo año estuvieron a punto de arrebatar a los socialistas la hegemonía de la izquierda política, con 69 diputados y apenas 300.000 votos de diferencia.
Según reconocieron ambos dirigentes en los documentos que han presentado al congreso, las discrepancias comenzaron entonces, con la posibilidad de apoyar una alternativa de gobierno liderada por los socialistas, junto a otros partidos de izquierdas.
Los errejonistas creen que Iglesias transmitió una imagen de «inmadurez y soberbia» durante las negociaciones. Su golpe de efecto más llamativo fue el anunció de que su formación apoyaría un Ejecutivo de alternativa solo si entraban a formar parte del mismo y con él como vicepresidente. Todo ello mientras el líder socialista estaba reunido con el rey para proponerle como candidato a la presidencia del Gobierno.
El sector que lidera Errejón cree que este gesto dejó a «Podemos» perjudicado en el proceso y le hizo perder votos en la repetición electoral. Los «pablistas» creen en cambio que lo que les restó apoyos fue intentar dar una imagen de moderación, que les hizo «menos creíbles».
En resumen, lo que está en pugna este fin de semana son dos modelos de partido: Iglesias lo concibe como una formación con un pie en el activismo de calle, mientras Errejón opta por un modelo proclive a acuerdos con otras fuerzas, que demuestre «solvencia y madurez» en las instituciones.
También se resume en la disyuntiva histórica de la izquierda española: moderarse o resistir.
La izquierda española se enfrenta a su peor crisis en décadas
En la votación para elegir las normas del congreso que se celebra este fin de semana, la propuesta de Iglesias ganó con estrecho margen a la de Errejón (41,57 % frente a 39,14 %), mientras una tercera facción del partido, la de Anticapitalistas, liderado por el eurodiputado Miguel Urban, congregó el 10,50%.
En este escenario de fractura, la número tres del partido, Carolina Bescansa, una de sus fundadoras, anunció anoche que no participaría en ninguna lista, con una misiva muy dura contra ambos dos dirigentes, a los que acusa de actuar «de espaldas a la voluntad de diálogo y acuerdo».
El «eje de confrontación» Iglesias-Errejón ha dificultado a su juicio los debates en Podemos y «ha provocado una maraña de ruido» que hace difícil la comunicación con quienes les «han ofrecido su apoyo».
Y es que el partido, cuya tarjeta de presentación era renovar la «vieja política», ha caído en apenas tres años en los «tics» de los partidos tradicionales y las luchas de poder internas.
Ambos dirigentes han anunciado su dimisión si su lista o los documentos que presentan su candidatura son derrotados, lo cual plantea un panorama incierto para esta joven formación, que queda en manos de sus 457.000 inscritos (militantes).
EFE/Foto: lavozdegalicia.es