Socialdemócratas alemanes giran a la izquierda entre críticas de la patronal

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BERLÍN.- El candidato socialdemócrata a la Cancillería alemana, Martin Schulz, busca dar un giro a la izquierda ante los comicios de septiembre y, entre críticas de la patronal, ha cuestionado puntos centrales de la llamada Agenda 2010, el programa de reformas del gobierno rojiverde de Gerhard Schröder (1998-2003).

La corrección fundamental en la Agenda 2010 que Schulz propone es alargar el tiempo de percepción del subsidio de desempleo, idea bien recibida por los sindicatos y que ha sido vapuleada por la patronal, que ve en ella un paso a atrás en una de las reformas que más han marcado a Alemania en los últimos años.

La Asociación de la Patronal Alemana (BDA), a través de un comunicado, advirtió hoy de que con la propuesta de Schulz disminuiría la motivación para asumir un puesto de trabajo.

Con iniciativas así, avisó al diario Passauer Presse el gerente de esa organización, Steffen Kampeter, se ponen en peligro los éxitos de las reformas de Schröder.

Los defensores de la Agenda 2010 y de su reforma del seguro de desempleo consideran que ese programa es la razón fundamental por la que el paro se ha reducido en Alemania a la mitad en la última década y aseguran que ha permitido al país superar la última crisis económica internacional sin un aumento significativo del desempleo.

Los críticos, en cambio, sostienen que con ella, aunque se ha reducido el desempleo, se ha creado empleo precario, llevando a que actualmente haya gente que, pese a trabajar ocho horas diarias, tenga que recibir ayuda estatal para llegar al mínimo de existencia.

Ante el mercado laboral, la idea fundamental de la Agenda 2010 era combinar un aumento de la presión sobre los desempleados para buscar trabajo con una mejoría de la mediación por parte de las oficinas de empleo.

Lo primero se logró con una reducción de 32 a 18 meses del tiempo durante el que se percibe el subsidio de desempleo, aunque luego se corrigió y se amplió a 24 meses para los mayores de 58 años.

Agotada la prestación por desempleo, con la Agenda 2010 los parados pasaron a percibir la misma prestación que recibían quienes nunca habían trabajado y que tiene como fin cubrir las necesidades básicas, en lugar de un porcentaje del último suelo, como ocurría antes.

Para mejorar la mediación en las oficinas de trabajo se equiparó a los receptores de ayudas sociales con los desempleados, con los que los primeros también podían beneficiarse de posibles ofertas.

La discusión sobre la Agenda 2010 llevó en su momento a una escisión interna del Partido Socialdemócrata (SPD).

Muchos disidentes, el más importante de ellos el expresidente de la formación Oskar Lafontaine, abandonaron el SPD y crearon un movimiento que terminó fusionándose con el poscomunista Partido del Socialismo Democrático (PDS), creando La Izquierda.

A la postre, Schröder tuvo que convocar elecciones anticipadas, que perdió por un estrecho margen ante Angela Merkel en 2005.

Los sucesivos candidatos socialdemócratas a la Cancillería -Frank Walter Steinmeier en 2009 y Peer Steinbrück en 2013- se identificaban claramente con la agenda de Schröder y perdieron con claridad ante Merkel.

La canciller, ya en su primera legislatura, recogió los frutos de la Agenda 2010, con una clara mejoría de la situación económica y, sobre todo, con el comienzo de la reducción del paro.

Ella misma ha reconocido la importancia de esas reformas en la recuperación de Alemania -que antes era considerado como «el enfermo de Europa»- y de alguna manera ha asumido la herencia de Schröder, arrebatándosela a un SPD hundido en una crisis de identidad generada por la Agenda.

El paso de Schulz va dirigido a recuperar a votantes tradicionales del SPD, en un momento en que, desde que se ha anunciado su candidatura, los socialdemócratas están recortando distancias en las encuestas de opinión frente a la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Merkel.

El riesgo está en que, no sólo desde la patronal sino también desde los institutos de estudios económicos, empiece a ponerse en duda la competencia del SPD en materia económica, lo que puede servir de munición electoral a los conservadores.

EFE

 

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