Un año después de cantar «Simon Boccanegra» a los 50 años de su debut en Barcelona, Plácido Domingo vuelve al Liceu con una versión concertante de «Thais», de Jules Massenet en dos únicas funciones.
Plácido Domingo, que en esta ocasión hace una excepción a su actual carrera de barítono, se congratula por «este nuevo estilo de resucitar algunas de las óperas que son difíciles de hacer en escena», una buena opción para compensar además la poca disponibilidad de los artistas, «siempre sin tiempo para hacer una producción en el escenario».
La soprano Nino Machaidze, una habitual en la Ópera de Los Ángeles, de la que el tenor español es director general, ya cantó con él «Thais» en la metrópolis californiana y debían hacerlo juntos también en Salzburgo (Austria), pero lo impidió un problema con los enlaces aéreos de la cantante georgiana.
A juicio de Domingo, «Thais» es una buena elección para ser interpretada en versión concertante, porque «la música de Massenet es única, y de hecho es uno de los tres compositores más criticados de forma negativa, como le pasó a Chaikovski y a Puccini en su época, pero el compositor francés es un pintor con la música».
«Thais», que el Liceu ha programado con Domingo al frente para los días 1 y 4 de marzo, cuenta con la batuta de Patrick Fournillier, que dirigirá a la Orquesta y el Coro del Gran Teatro.
La obra se desarrolla en Egipto, donde el monje Athanaël (Domingo), quiere convertir a la cortesana Thais al cristianismo, y, aunque ella quiere seducirlo, él se mantiene firme hasta que consigue la conversión.
De su rol, Domingo precisó que «es un monje que aparentemente quiere salvar a una pecadora, pero que acaba enamorándose de ella, y se desespera cuando ella se salva para la vida eterna y entonces enloquece».
Tras la conocida «Meditación de Thais» con el solo de violín, la obra entra en «un casi eterno dúo», señala el tenor madrileño.
Además de Domingo y Machaidze, en el reparto figuran el tenor Celso Albelo en el rol de Nicias y el barítono Damián del Castillo como Palemon.
El cantante español tuvo palabras de elogio para el maestro Fournillier, que es «un experto en el repertorio francés, en Massenet y en esta obra en concreto» y para sus compañeros de reparto.
Afortunado por cantar como barítono en obras como «Simon Boccanegra», «Nabuco», «Rigoletto» o «Il trovatore», Domingo aprecia de manera especial las escasas excepciones de volver al registro de tenor como en esta ocasión con «Thais» o la que prepara en «Tamerlano» en la Scala de Milán.
De manera más inmediata, Domingo cantará «Don Carlo» en el rol del marqués de Posa, en el 50 aniversario de su debut en la Ópera de Viena, donde comenzó precisamente con esta ópera de Verdi, pero entonces en la voz del protagonista.
Como director de orquesta, en los próximos meses Domingo afrontará «Los cuentos de Hoffman» en Los Ángeles, y el «Don Giovanni» en la Metropolitan Opera House de Nueva York.
Domingo se mostró esperanzado en poder sacar adelante el proyecto de una ópera sobre el malogrado corredor de Fórmula 1 Ayton Senna, que podría estrenarse en la Ópera de Montecarlo y que trata sobre los últimos tres días de vida del brasileño.
«En EEUU, la Fórmula 1 no es tan conocida como en el resto del mundo y he encontrado un poco de resistencia para hacerla, pero si se hace en Mónaco, luego la podríamos llevar allí».
Domingo pasó de puntillas por la actualidad política de EEUU con un argumento irrebatible: «Lo que hacemos es eterno y la ópera vivirá siempre. Estados Unidos es un país muy grande y esperemos que él -en referencia al presidente, Donald Trump- recapacite en algunas de sus ideas. De todos modos, lleva poco más de un mes en el cargo».