Premier League: Las dudas de Pep Guardiola

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BUENOS AIRES.- El nombre de Yokohama aparece en todas partes. El patrocinador japonés está en las camisetas de Chelsea y en la marquesina electrónica del estadio de Stamford Bridge. Es un nombre grato para Pep Guardiola. Fue en Yokohama, Japón, donde su amado Barcelona, según cita el propio técnico español, jugó su partido más brillante: 4-0 al brasileño Santos en la final de la Copa Mundial de Clubes de 2011.

Pero Yokohama es una ilusión. El Manchester City de Guardiola está lejos de jugar como el glorioso Barcelona con el que conquistó catorce títulos en tres temporadas. Perdió el miércoles 2-1 con el Chelsea y se despidió de la Liga Premier. El fiasco de Pep en su primera experiencia en el fútbol inglés es noticia; tanto como el de José Mourinho en Manchester United. Pero es más noticia saber que la liga más millonaria del fútbol mundial ya está casi en las manos del Chelsea del técnico italiano Antonio Conte.

Stamford Bridge, nombre que homenajea a una célebre batalla contra el invasor vikingo en 1066, estaba ayer preparado para la fiesta. En tiempos de brexit, la Premier confirma el viejo dicho de que el fútbol, a veces, es una versión diferente del mundo. En el estadio de Chelsea, solo tres de los 22 jugadores titulares son ingleses. Entre los 14 suplentes hay apenas tres ingleses más. Es decir, total de jugadores ingleses: seis; total de jugadores extranjeros: 30.

Hay ocho de España, cinco de Bélgica, cuatro de Brasil, tres de Argentina, tres de Francia y luego uno de Chile, Alemania, Holanda, Rusia, Costa de Marfil, Bosnia y Serbia, respectivamente. La Liga Premier, un negocio globalizado con dueños millonarios de Estados Unidos, Rusia, China, Dubái y otras naciones, tiene el 65 por ciento de jugadores extranjeros. Chelsea (74 por ciento) y Manchester City (59 por ciento) lideran la lista. Trece de los veinte técnicos también son extranjeros: allí estaban ayer Antonio Conte y Pep Guardiola.

Siete meses atrás, el Chelsea de Conte perdía 3-0 con Arsenal y caía al octavo puesto, a ocho puntos del Manchester City de Guardiola, que, en cambio, tenía un comienzo de torneo perfecto con diez triunfos seguidos. Parecía que Guardiola repetiría en Inglaterra sus exitosas campañas de España con Barcelona y de Alemania con Bayern Múnich. La distancia se redujo en diciembre cuando el Chelsea de Conte le ganó 3-1. El Manchester City siguió en problemas y Chelsea, en cambio, casi no paró de ganar. A ocho fechas del cierre de la temporada, Chelsea le lleva hoy siete puntos de ventaja a su escolta (el Tottenham del DT argentino Mauricio Pochettino), y le sacó catorce puntos al Manchester City de Guardiola, que está en el cuarto puesto. A Guardiola le queda por delante una dura puja contra Mourinho, que está de quinto con Manchester United.

Pep y Mou se repartían títulos en España, cuando dirigían al Barcelona y al Real Madrid. Ahora batallarán para no quedarse afuera de la próxima Liga de Campeones. Inglaterra es otra cosa.

¿Acaso habrá sido casual que la Premier haya coronado campeón la temporada pasada a un equipo como Leicester, uno de los clubes más pequeños entre tantos gigantes? La Premier se jacta de su dura competencia interna, diferente a lo que sucede en España (Barcelona-Real Madrid) y mucho más a los aburridos monopolios de Alemania (Bayern Múnich), Italia (Juventus) y Francia (PSG).

Tanta dureza interna, eso sí, no se refleja luego en la Liga de Campeones, donde los clubes ingleses suman apenas cuatro títulos en los últimos veinte años. El único que sigue en competencia en la Champions actual es Leicester. El club de dueño tailandés ya despidió al DT héroe que le dio la última Premier, Claudio Ranieri, tan italiano como Conte. El nuevo DT que comanda la última esperanza europea del fútbol inglés se llama Craig. Y su apellido, vaya ironía, es Shakespeare.

Conte, que llegó el año pasado a Inglaterra después de liderar buenas campañas con Juventus y la selección italiana, podrá ser el cuarto DT de ese país campeón de la Premier en las últimas ocho temporadas. Lo preceden Carlo Ancelotti (campeón con Chelsea en 2009-10), Roberto Mancini (con el Manchester City en 2011-12) y Ranieri (Leicester 2015-16). Conte, que armó un equipo sólido como una roca, es acaso el más italiano de todos. Sufre cada partido como si fuera Vittorio Gassman (aquel actor italiano que llegó a interpretar tanto a Edipo como a Hamlet). Por ahora, la utilitaria escuela italiana parece más rentable en la Premier que el fútbol de toque y posesión de la escuela Guardiola.

“En Inglaterra hay que controlar las segundas jugadas”, analizó Guardiola hace semanas. Se refería al juego más aéreo de la Premier. “Cuando un jugador tiene el balón en los pies”, explicó, “es más predecible lo que puede hacer. Cuando hay un pase largo y alto, es incierto lo que va a pasar”.

El 5 de abril tuvo más posesión y más chances de gol, pero Chelsea le ganó 2-1 con dos goles del belga Eden Hazard. El primero tras una buena acción colectiva y el segundo de penal. El argentino Sergio “Kun” Agüero, que sigue haciendo goles, pero juega menos, marcó para el Manchester City. El fútbol más elaborado de Guardiola, a veces lento y monótono si no hay un Leo Messi que cambie el ritmo, es “contracultural” para la dinámica inglesa, avisó Jorge Valdano cuando Pep llegó a la Premier. El desafío de Guardiola sigue abierto. Por ahora, la Premier parece decidida a seguir el Made in Italy.

Ezequiel Fernández Moores/www.nytimes.com

Fotos EFE

 

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