MOSCÚ/Rusia.- La moderna fragata “Almirante Grigórovich”, equipada con misiles de largo alcance Kalibr, los más usados para atacar posiciones yihadistas, dejó la flota rusa del Mar Negro para dirigirse a la base de Tartús, en Siria.
Uno de los objetivos es recuperar los últimos bastiones en manos de los rebeldes, especialmente en la provincia de Idlib, donde la base bombardeada base de Al Shayrat es una pieza clave, ya que desde ahí parten los helicópteros y aviones enviados por Moscú, que son tripulados por sirios.
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Tras suspender el acuerdo de coordinación militar con el Pentágono para evitar incidentes aéreos en Siria, el gobierno de Putin también decidió reforzar la defensa antiaérea siria ante futuros ataques y advirtió de que las baterías antimisiles rusas que garantizan la defensa de las dos bases aéreas funcionan las 24 horas.
Pese a la acusación de Washington contra Siria, aún no está claro quien llevó a cabo el ataque con neurotóxicos. Rusia viene exigiendo una investigación neutral para poder determinarlo fehacientemente. (ECHA – Agencias)