La Viuda Negra y los cowboys de la cocaína (II)

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Tras la violencia desatada en Miami por los “cowboys de la cocaína”, comandados por el recientemente capturado, Gustavo Falcón, una mujer fascinada por el salvajismo de sus sicarios fue la pionera de la transnacional de la droga, Griselda Blanco de Trujillo (a) “La Viuda Negra” o “Madrina del Mal”, quien no vaciló en bautizar a su hijo como  Michael Corleone.

Los expedientes judiciales de esta época de crueldad y sangre, se volverán a reabrir el 11 de mayo, cuando se inicie el proceso judicial a Gustavo “Taby” Falcón, el último “cowboy de la cocaína”  en un tribunal federal de Miami y donde el mafioso, capturado después de 26 años de búsqueda, anunció que se declarará inocente de los cargos de narcotráfico y crímenes que pueden llevarlo a una cadena perpetua.

El proceso judicial en Miami contra Gustavo «Taby» Falcón, capturado después de 26 años de búsqueda, reabre el capítulo de violencia desatada por los llamados «cowboys de la cocaína».

Falcón enfrenta cargos que pueden llevarlo a una condena por cadena perpetua, pero no piensa admitir culpabilidad de antemano.

Su abogado Howard Srebnick comentó que Taby se encuentra «de buen humor y listo para lo que venga después» dejando más de una interrogante en el camino.

La Madrina del Mal

La turbulenta existencia de esta despiadada mujer se remonta a la edad de 13 años huyó del lado de su madre tras ser violada por su padrastro, para casarse  casó con José Trujillo, su primer marido, con quien tuvo 3 hijos a los que llamaron Uber, Osvaldo y Dixon.

Con su segundo cónyuge,  Darío Sepúlveda, tuvo un hijo al que llamaron Michael Corleone Sepúlveda Blanco. El esposo fue ametrallado después de tener la fatal idea de llevarse el hijo de la Reina de la Coca.

https://www.youtube.com/watch?v=KzGx9tiskF0

En la década de 1970, Blanco y su tercer esposo, Alberto Bravo, emigraron a los Estados Unidos, con domicilio en la ciudad de Queens, Nueva York, estableciendo un negocio de cocaína importante en dicho lugar.

Fue la verdadera pionera del narcotráfico internacional, en momentos que Pablo Escobar y Carlos Lehder, eran ladrones de poca monta. En abril de 1975, fue acusada de cargos federales por conspiración de drogas, junto con 30 de sus subordinados, en ese momento fue el caso más grande de cocaína en la historia. Blanco huyó a Colombia antes de que pudiera ser detenida, pero a finales de los años 1970 regresó a Miami.

Oficialmente empezó a ser conocida en la policía  por participar en la violencia relacionada con la droga conocida como la «Cocaine Cowboys Wars» que afectó a Miami desde fines de  1970 hasta principios de la de 1980. En 1994 fue acusada por las muertes de los narcotraficantes cubanos Alfredo y Grizel Lorenzo y del menor Johnny Castro.

Al presionar uno de sus lugartenientes, la Oficina del Condado de Miami-Dade Fiscal del Estado obtuvieron pruebas suficientes para acusarla de los tres homicidios. Sin embargo, el caso se vino abajo por un tecnicismo que le permitió salvarse de una nueva condena y Blanco fue puesta en libertad el 6 de junio de 2004, luego de pasar veinte años en la cárcel.

En el 2008 hizo contacto según el FBI con Alexander Javier Villalva conocido como el «YEDAI» la interpol lo relacionó con actos delictivos, asesinatos y distribución de drogas en Ecuador.

Blanco fue deportada a Colombia en el año 2004 convirtiéndose en uno de los pocos mafiosos en salir libre.

Fascinación por la violencia

La imagen de esta “pionera” del narcotráfico internacional es relatada extensamente en el libro “Los reyes de la cocaína”, de los periodistas Guy Gugliota y Jeff Leen, que con el inicio del proceso judicial en Miami cobran palpitante vigencia para comprender el complejo caso que gira en torno de Augusto “Taby” Falcón en Florida y que reproducimos en parte:

El primer traficacnte de cocaína que las autoridades estadounidenses estudiaron minuciosamente fue Griselda Blanco de Trujillo, antigua prostituta que había mudado a Miami  la mayor parte de sus operaciones desde el “barrio colombiano” de Jackson Heights , en Queens, a mediados de la década de los setenta.

Un jurado federal, reunido en Brooklyn, la había encausado por su intervención en el contrabando de 150 kilos de cocaína.

Hacia 1979, a la edad de 36 años, era la contrabandista de estupefacientes más conocida de la nación. Tanto los policías como los delincuentes la llamaban “La Madrina”, “La Viuda Negra”, “Bety”, “La Gaga” y “Muñeca”.

Se sospechó de ella como promotora del desastre de Dadeland (a fines de 1979) y tenía una reputación temible en Miami y Nueva York. Había perdido tres maridos, los tres traficantes, en las luchas de la droga y a ello se denía el remoquete de “Viuda Negra”…

Los pistoleros de la Madrina del Mal

Para los trabajos pesados contaba con pandilla propia, Los Pistoleros, en la que se adquiría puesto indiscutible, según se contaba, matando a alguien y cortando una parte de la víctima- oreja o dedo- en prueba de la hazaña.

Un miembro prominente de la banda tenía la costumbre de cerrar con esparadrapo los ojos y bocas de sus presas, desangrarlas en una bañera y doblarlas en el interior de cajas vacías de aparatos de televisión o estéreos. Otro pistolero conquistó renombre asesinando a los adversarios de Blanco , con una pistola ametralladora, desde el asiento trasero de una motocicleta ñanzada a enorme velocidad.

Esta técnica despertó tanta admiración, que se convirtió en la marca de fábrica de los sicarios de los traficantes colombianos.

Murió “en su ley”

Tras ser deportada desde Estados Unidos a Colombia Griselda Blanco de Trujillo, sorprendentemente empezó a gozar de su libertad como una anciana jubilada, tratando siempre de guardar perfil bajo pero temerosa de la venganza de los deudos del centenar de víctimas que dejó en su espeluznante  trayectoria de violencia y muerte.

Pero todo tiene su final y el 3 de septiembre de 2012 en Medellín , dos asesinos a sueldo que iban en motocicletas se acercaron a Blanco cuando salía de una carnicería en Medellín, su ciudad natal.

Un sicario  le disparó dos veces a la cabeza, la muerte que  muchos le habían pronosticado  por inventar la “modalidad” del “asesino en motocicleta” que se acercaba a sus víctimas y las rociaba de balas.

“Nos sorprende a todos que no la hubieran matado antes porque se hizo de muchos enemigos”, dijo el ex detective de homicidios de Miami, Nelson Andreu, quien participó en las investigaciones de sus actividades.

“Cuando uno mata a tanta gente y lastima a tanta gente como lo hizo ella, es sólo cuestión de tiempo para que te encuentren y traten de igualar la balanza”.

En el lote 15 – 283 – 3, de Jardines Montesacro de Medellín,  la tumba de Griselda Blanco, la otrora poderosa reina de la cocaína, está a 120 pasos de la fosa de Pablo Escobar, su ahijado, carece de toda clase de lujos, sin flores y ni siquiera una lápida que la identifique, pese a que su turbulenta vida fue llevada a una telenovela.

 

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