A poco más de dos años para los Juegos Panamericanos de Lima 2019, donde competirán unos 9,000 deportistas, el presidente de su comité organizador, Carlos Neuhaus, ratificó a Efe su confianza en tener listas a tiempo las sedes y que ninguna de ella se convierta, en el futuro, en un «elefante blanco».
«Estamos a tiempo, pero ya no nos sobra», admitió Neuhaus, quien en octubre del año pasado asumió el reto de organizar los Panamericanos en un tiempo récord, ante las fuertes críticas que se hacían por los pocos avances de los dos comités que le precedieron y que terminaron renunciando.
En los casi cuatro años que pasaron desde que Lima fue escogida como sede, la lentitud en los preparativos suscitó la preocupación de la Organización Deportiva Panamericana (Odepa), cuyo nuevo presidente, el chileno Neven Ilic, visitó hasta en dos ocasiones a las autoridades peruanas tras asumir su cargo hace dos semanas.
El máximo responsable del Comité Organizador de los Juegos Panamericanos de Lima 2019 (Copal) reconoció en entrevista con Efe que lo que «fundamentalmente preocupaba» a la Odepa era la Villa Panamericana, una urbanización para hospedar a la mayoría de deportistas.
«La tenemos bastante clara. A ellos les pareció que las cosas estaban bien. Les mostramos todo y les dimos todos los avances para que se pongan al día», comentó Neuhaus.
El exsurfista aseguró que la licitación para la Villa comenzará en junio y el primer ladrillo se pondría en septiembre, posiblemente en coincidencia con la sesión 130 del Comité Olímpico Internacional (COI), que se celebrará en Lima del 13 al 17 de septiembre y donde se elegirá la sede de los Juegos Olímpicos del 2024.
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Neuhaus dijo que el 65% de la infraestructura deportiva necesaria ya existe y lo que falta por construir son «dos coliseos para 4,500 personas y el centro acuático», mientras que el resto de obras son remodelaciones y adaptaciones de las sedes existentes.
«Hay que cambiar la pista de atletismo y ponerle el techo al velódromo, además de ampliar el aforo de otras instalaciones con tribunas temporales», precisó.
Respecto a un gran canal de remo que se planificaba construir en el Callao, la ciudad portuaria aledaña a Lima, Neuhaus explicó que esa obra es privada y no depende del comité organizador, por lo que el plan B es una laguna de siete kilómetros en la localidad de Huacho, a 130 kilómetros al norte de Lima.
«Nosotros no vamos a gastar 260 millones de dólares en hacer un espigón en el mar sin tampoco conocer su coste final», enfatizó.
«Vamos a hacer exactamente lo que se necesita. Esto no se trata de un concurso de belleza. En la Odepa también están muy preocupados porque los Juegos comienzan a ser como una subasta de quién ofrece más cosas, y ya existen muchas obras que quedan como elefantes blancos en otras ciudades», remarcó.
Neuhaus aseguró, al respecto, que «en Lima no habrá ningún elefante blanco» cuando terminen los Panamericanos porque, además del canal de remo, también se canceló un costoso pabellón para voleibol, disciplina que se disputará en la Villa Deportiva del Callao.
Cuestionado sobre si en algún momento peligró Lima como sede de los Panamericanos, el presidente del Copal recordó que recientemente firmó un convenio con el Gobierno del Reino Unido para que ayuden a organizar el acontecimiento con la experiencia de los Juegos Olímpicos de Londres 2012.
«Si no hubieran creído en el proyecto, no habrían firmado. Ayudarán mucho a la transmisión de conocimientos, y a sacar las licitaciones en términos internacionales. Si las hubiéramos hecho bajo nuestra ley de contrataciones públicas, corríamos el riesgo de que el proyecto quedara paralizado por las impugnaciones», apuntó.
Neuhaus también señaló que durante su gestión detectaron «potenciales riesgos de corrupción» dentro del Copal y los eliminaron.
«Creo que así como en España, con Barcelona 1992, hubo un salto cualitativo y cuantitativo muy grande, esperamos que Lima 2019 sea una motivación para generar todo un movimiento de entusiasmo por el deporte que le pueda cambiar la vida a las personas», concluyó.
EFE/Fernando Gimeno