PANAMÁ.- Los restos del exdictador panameño Manuel Antonio Noriega, muerto el lunes a los 83 años, fueron incinerados hoy, un día después de que fuera despedido por sus familiares y amigos más cercanos en una ceremonia privada.
«Hoy ya se realizó la cremación, la ceremonia religiosa y se depositaron las cenizas», afirmó a Efe el abogado del exgeneral, Ezra Ángel.
El martes los restos de Noriega, el último dictador de un régimen militar que gobernó Panamá entre 1969 y 1989, fueron trasladados desde el estatal Hospital Santo Tomás, en la capital, hasta un crematorio, donde se celebró la ceremonia familiar de despedida, según dijo ayer mismo uno de los asistentes, Rubén Murgas.
El otrora «hombre fuerte», derrocado por una invasión estadounidense en 1989, murió después permanecer en una unidad de cuidados intensivos más de dos meses tras ser sometidos a dos operaciones por un tumor cerebral benigno.
Noriega, el MAN o el «cara de piña», como era conocido por las marcas que le causó la viruela, fue un reconocido agente de la CIA especializado en operaciones de contrainteligencia y sus detractores le acusaban de participar en el tráfico de drogas y en el contrabando de armas.
Pasó más de 20 años preso en Estados Unidos y Francia por narcotráfico y lavado de dinero.
Expresidente panameño Manuel Antonio Noriega muere a los 83 años
Noriega fue extraditado a Panamá por Francia el 11 de diciembre del 2011 y recluido en una cárcel cercana a la capital panameña, para purgar más de 60 años de prisión por la muerte del militar opositor Moises Giroldi y por la llamada «Masacre de Albrook», en 1989, cuando murieron 9 militares que intentaron derrocarlo.
Allí permaneció hasta el pasado 28 de enero, cuando le fue aprobado un arresto domiciliario para prepararse para la operación, de la que nunca se recuperó.
«Con mi corazón, bajo el nombre de Dios, no tuve nada que ver con la muerte de ninguna de estas personas», declaró Noriega pasado 27 de enero, por primera y única vez ante un juez en su país, y proclamó su inocencia de los cargos de asesinato por los que fue condenado en ausencia mientras purgaba cárcel Estados Unidos y Francia.
Le sobreviven su esposa Felicidad Sieiro y sus hijas, Thais, Lorena y Sandra, esta última fue diputada del Parlamento Centroamericano del 2009 al 2014.