El Festival Castell de Peralada (noreste de España) estrena el 7 de agosto una nueva producción de la ópera «Madama Butterfly», que sitúa la tragedia de Puccini en una Nagasaki devastada por la explosión nuclear, en la Segunda Guerra Mundial.
El director escénico del montaje, Joan Antoni Rechi, explicó hoy en rueda de prensa que, como espectador de la obra, siempre había pensado que, aunque se hable de ella como de una «tragedia japonesa», en realidad es una pieza muy italiana «llena de sangre, fuego, muy emocional», que debía «sacar de la confortabilidad de la casa japonesa».
Es por este motivo que ha situado la acción en el consulado americano de la ciudad nipona, en un primer acto que transcurre antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial, mientras que en la segunda parte la acción se desarrolla después de que la bomba atómica haya acabado con todo en Nagasaky.
A su juicio, «Madama Butterfly» es un drama que afecta a todos los personajes de la obra, no únicamente a los protagonistas principales. «La ópera -subrayó- tiene un punto límite muy potente, con una música que llega de una forma muy emocional, esto es lo que espero y quiero conseguir con este montaje».
La ópera relata la historia de la geisha Cio-Cio-San, conocida como Butterfly (interpretada por la soprano albanesa Ermonela Jaho), que se casa engañada con el oficial de marina estadounidense F.B. Pinkerton (el tenor Bryan Hymel), que tras la noche de bodas regresa a su país.
Cuando unos años después, él regresa a Japón con su mujer americana y quiere llevarse al hijo que tuvo con Butterfly, mientras que ella lo ha estado esperando todo el tiempo.
Otros protagonistas de la historia son Suzuki, la sirvienta de Cio-Cio-San, interpretada por la mezzosoprano catalana Gemma Coma-Alabert, y el cónsul de los Estados Unidos en Nagasaki, Sharpless, al que da vida el barítono Carlos Álvarez.
Rechi señaló que esta coproducción con la Deutshe Oper Am Rehein parte de una frase breve entre Sharpless y Pinkerton en el primer acto, en la que uno le dice al otro: «Ayer ella vino al consulado».
El dramaturgo se planteó: «¿Qué pasaría si todo el primer acto sucediera en este consulado, en un contexto más vulnerable, donde se ve mejor la diferencia entre Oriente y Occidente?».
Ermonela Jaho, considerada como una de las mejores Cio-Cio-San vista en muchos años, mostró su satisfacción por poder participar en este montaje, que describió como «el más sincero» de los que ha participado, «una propuesta muy potente, muy realista, que genera unas emociones muy potentes, muy diferente de lo que se ha visto hasta ahora».
Para Álvarez, se trata de una producción que «pone los puntos sobre las íes de lo que significa hacer hoy una Madama Butterfly» y vaticinó que el público «se lo va a pasar muy bien con algo impactante en el escenario».
A la vez, ha destacado que la historia que se narra es muy actual, especialmente si uno piensa en lo que está ocurriendo con la llegada masiva a Europa de refugiados políticos y la guerra de Siria.