WASHINGTON.- El joven blanco detenido por el tiroteo en una iglesia de la comunidad negra de Charleston (EE.UU.) que causó nueve muertos fue acusado hoy de asesinato, lo que puede acarrearle la pena de muerte, tras confesar la autoría del crimen, que aparentemente cometió para iniciar una «guerra racial».
La Policía de Charleston (Carolina del Sur) anunció que Dylann Roof, de 21 años, está acusado de nueve cargos de asesinato y otro de posesión de arma de fuego para cometer un crimen violento.
Detenido horas después del tiroteo en el vecino estado de Carolina del Norte, el joven ha confesado que fue él quien disparó el miércoles por la noche contra un grupo de personas que participaban en una lectura de textos sagrados en la Iglesia Africana Metodista Episcopal (AME) de Charleston.
En la audiencia de lectura de cargos a través de una videoconferencia, el juez fijó hoy para el 23 de octubre la próxima vista y el acusado respondió a las preguntas sobre su edad, dirección y situación laboral, sin hacer más declaraciones.
El juez estableció una fianza de un millón de dólares para Roof por el cargo relacionado con la posesión de arma de fuego, pero se la negó por los de asesinato, y permitió hablar a familiares de las víctimas del tiroteo presentes en la sala.
«Te perdono», dijo uno de los familiares. «No hay espacio al odio», comentó otro.
Seis mujeres y tres hombres, entre ellos el pastor de la iglesia y senador estatal Clementa Pinckney, murieron en el tiroteo y, según el relato de uno de los tres supervivientes, Roof justificó su acción diciendo que los negros se están «apoderando» de EE.UU.
Fuentes cercanas a la investigación indicaron hoy a la cadena NBC que Roof explicó a la Policía que estuvo «a punto» de no disparar porque los feligreses, con quienes estuvo rezando durante una hora antes del tiroteo, fueron «muy amables» con él.
Sin embargo, finalmente el joven decidió que tenía que «seguir adelante con su misión», según esas fuentes.
Otros medios como la cadena CNN afirman que, al confesar el ataque, Roof explicó que su objetivo era incitar nuevas confrontaciones raciales en el país.
Los testimonios de familiares, amigos y conocidos pintan a Roof, con varios arrestos a sus espaldas por delitos menores, como un joven tímido, solitario, antisocial en los últimos tiempos y de carácter racista.
Los investigadores están tratando de establecer si tenía algún tipo de conexión con los grupos de supremacistas blancos de Carolina del Sur, en cuya Legislatura ondea todavía la bandera de la Confederación estadounidense, símbolo de los estados del sur que defendían la esclavitud en la Guerra de Secesión contra los del norte.
En una de las fotos tomada de su perfil de Facebook, se le ve a Roof vestido con una chaqueta que tiene cosida, aparentemente, una bandera del sistema de segregación racial sudafricano del «apartheid» y otra de Rodesia, antigua colonia británica que estuvo gobernada por la minoría blanca hasta convertirse en el actual Zimbabue en 1980.
El jefe de la Policía de Charleston, Greg Mullen, aseguró estar convencido de que fue un «crimen de odio» y el Departamento de Justicia ha abierto una investigación para determinar si, efectivamente, la masacre tuvo motivos raciales.
La gobernadora de Carolina del Sur, la republicana Nikki Haley, también sostuvo hoy que, «sin duda», fue un «crimen de odio».
«Queremos absolutamente la pena de muerte (para Roof). Este es el peor odio que he visto y el país ha visto en mucho tiempo», subrayó Haley en una entrevista con la cadena NBC.
Carolina del Sur es uno de los estados de EE.UU. que permite la pena de muerte y la última ejecución allí se llevó a cabo en 2011.
El tiroteo de Charleston ha vuelto a poner sobre la mesa el debate sobre el racismo en EE.UU., muy presente en los últimos meses a raíz de varios casos de hombres negros desarmados muertos a manos de policías.
A raíz de esta masacre, el presidente de EE.UU., Barack Obama, volvió a hablar este jueves de la necesidad de enfrentarse al problema de la violencia causada por las armas de fuego.
Obama ha reconocido que una de las mayores frustraciones de su mandato ha sido el fracaso de sus esfuerzos para lograr un mayor control de la venta y posesión de armas en el país. EFE