CIUDAD DE MÉXICO.- Periodistas mexicanos protestaron hoy en contra del asesinato del reportero Cándido Ríos, ocurrido el pasado martes en el oriental estado de Veracruz, y cuestionaron la eficacia del mecanismo oficial de protección a la prensa en el país.
En la Ciudad de México, fotografías de Cándido Ríos fueron colocadas en las escaleras de entrada a la Secretaría de Gobernación, entidad de la que depende el Mecanismo para la Protección de Defensores de Derechos Humanos y Periodistas, criticado durante la protesta.
Una manta con la leyenda «Periodista supuestamente protegido por esta entidad asesinado el 22 de agosto en Veracruz» acompañó la protesta de los reporteros ante la sede.
Ríos, corresponsal del Diario de Acayucan y fundador de La Voz de Hueyapan, fue asesinado a tiros el pasado 22 de agosto en Veracruz, cuando se encontraba bajo la protección de ese mecanismo gubernamental.
«Parece que todo es una burla, que no hay una solución aunque te acerques (al mecanismo)», declaró el fotógrafo Alejandro Meléndez durante la protesta.
El fotógrafo dijo que a los periodistas les preocupa el hecho de que la investigación no conduce a nada y que solo busca «victimizar más a las familias»: «Nos preocupa que en realidad no tengan nada» sobre el caso, indicó.
Asesinan a periodista mexicano que estaba bajo protección del gobierno
El reportero y académico Carlos Alejandro Ibarra dijo a Efe que en la prensa mexicana «hay mucha indignación y sobre todo, mucha zozobra» e inconformidad con el informe oficial de lo que pudo haberle pasado a Cándido Ríos.
Ibarra consideró importante comprender lo que está pasando, lo que está mal y lo que se ha dejado de hacer en algunos estados de México en los que ser periodistas equivale a «jugarse la vida».
De acuerdo con la Comisión Nacional de Derechos Humanos, Ríos es el noveno periodista asesinado este año, después de Cecilio Pineda, Ricardo Monlui, Miroslava Breach, Maximino Rodríguez, Filiberto Álvarez, Javier Valdez, Jonathan Rodríguez y Salvador Adame.
El periodista Luciano Rivera murió a finales de julio de un balazo en Playas Rosarito, Baja California, aunque las autoridades desvincularon los hechos de su labor periodística.
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