VIENA (Austria).- La Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) ha pedido hoy al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que deje de atacar a los medios y ha advertido que sus comentarios degradan el papel esencial que desempeñan en las sociedades democráticas.
«Insto a la Administración de Estados Unidos a que se abstenga de emitir ataques así a los medios», señaló responsable de libertad de prensa de la OSCE, Harlem Désir, en una carta remitida al secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson.
Désir se refirió expresamente al acto celebrado por Trump el pasado 22 de agosto en Phoenix (Arizona) durante el que acusó a los medios de ser deshonestos, malos, fraudulentos o de aumentar la división en el país, enumera el representante de la OSCE en su nota.
«Las declaraciones del presidente de los EEUU son profundamente problemáticas porque degradan el papel esencial que los medios desempeñan en toda sociedad democrática, pedir cuentas a los Gobiernos y ofrecer una plataforma para la diversidad de voces», dijo Désir, exsecretario francés de Estado para Asuntos Europeos.
Désir denunció que, además de minar la credibilidad de los medios, esos comentarios, especialmente los que los identifican como enemigos del pueblo, «pueden hacer que los periodistas sean más vulnerables ante la violencia y los abusos».
Unos comentarios que, destacó, son especialmente preocupantes teniendo en cuenta que Estados Unidos ha sido durante mucho tiempo uno de los «líderes globales en la defensa de la libertad de expresión y de prensa.
El representante de la OSCE recordó que las palabras de Trump pueden tener un impacto internacional y recordó las crecientes amenazas que sufre la libertad de prensa en las zonas donde la organización tiene su ámbito de actuación y más allá.
Désir también advirtió de que las declaraciones de Trump entran en conflicto con los compromisos internacionales de Estados Unidos con la libertad de prensa y con la protección que les garantiza la Constitución del país en su primera enmienda.
La OSCE, formada por 57 países, se extiende geográficamente desde Canadá hasta Siberia y a ella pertenecen tanto los antiguos socios del Pacto de Varsovia como EEUU, los países europeos y las repúblicas asiáticas surgidas tras la desaparición de la URSS.
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