MANILA.- El ejército filipino confirmó que abatió al jefe de Estado Islámico en el sureste asiático, Isnilon Hapilon, líder de la milicia Abu Sayyaf en un operativo militar para terminar con la ocupación yhadista de la región de Marawi, en el sur del país.
El terrorista de 51 años de edad era uno de los más buscado en el mundo y fue abatido al lado de Omar Maute, líder de otra milicia islámica aliada, señaló el jefe del ejército filipino, general Eduardo Ano.
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El yihadista Hapilon , quien figuraba en la lista estadounidense de los «terroristas más buscados», cayó en una ofensiva militar para poner fin a cuatro meses de ocupación por su grupo de algunos barrios de Marawi, confirmó el ministro de Defensa filipino, Delfin Lorenzana.
El presidente Rodrigo Duterte, así como diferentes analistas, presentaban a Hapilon como el «emir» del ISIS en el sureste asiático y el principal impulsor del grupo yihadista para instaurar un «califato» en esta región.
Isnilon Hapilon y Omar Maute unieron sus fuerzas y organizaron la ofensiva contra Marawi, iniciada el 23 de mayo luego del intento de las autoridades para capturar a Hapilon.
Los terroristas sembraron luego el caos en la ciudad, la mayor localidad musulmana en este país católico.
Washington había prometido una recompensa de cinco millones de dólares por Hapilon, al que presentaba como un comandante superior de Abu Sayyaf y lo buscaba desde 2001 por el secuestro y asesinato de dos de sus ciudadanos.
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Este grupo, considerado como una «organización terrorista extranjera», juró fidelidad al Estado Islámico , así como también hizo la milicia creado por Omar Maute y su hermano Abdulá.
El ministro añadió que llevarían a cabo un análisis de ADN, debido a las recompensas ofrecidas por los gobiernos de Estados Unidos y Filipinas.
«Este desarrollo significa que el incidente en Marawi está casi terminado. Podríamos anunciar el fin de las hostilidades en uno o dos días», agregó.
El jefe del ejército filipino, general Eduardo Ano, sostiene las fotos de los cadáveres de Hapilon y Maute
No es la primera vez que Manila anuncia el fin inminente de los combates pero, esta vez, la situación debería realmente normalizarse, estiman los observadores. (ECHA- Agencias)