LOS ÁNGELES.- Casi un millón de inmigrantes indocumentados en Estados Unidos se han beneficiado de una licencia de conducir de California, que además ha mejorado la seguridad vial, gracias a una ley que cumple hoy tres años de haber entrado en vigencia.
«Mi vida realmente mejoró mucho después de tener mi licencia para manejar», contó a Efe la guatemalteca Rosa, una de la beneficiarias y quien prefirió omitir su apellido.
«Antes tenía que llevar a mis hijos a la escuela a pie y levantarnos casi una hora más temprano para llegar a tiempo. Y ahora que mi niña entró a la escuela intermedia no sé cómo hubiera hecho si no pudiera tener mi propio transporte», afirmó la inmigrante.
La ley AB60 entró en vigencia el 2 de enero de 2015 y en su tercer año de operación ha permitido que unos 970.000 conductores indocumentados de California obtuvieran una licencia de conducir, según el Departamento de Vehículos Motorizados (DMV, por su sigla en inglés) estatal.
«Estamos emitiendo aproximadamente 10.000 licencias al mes y los números han estado estables», detalló a Efe Artemio Armenta, portavoz hispano del DMV.
Además del reto tecnológico de poner en marcha la medida, Armenta resaltó que esta ha permitido que las carreteras de California sean «más seguras».
Recordó que un reciente estudio de la Universidad Stanford concluyó que menos conductores han huido después de un accidente de tránsito tras la implementación de la ley.
Según Armenta, el DMV estatal tuvo la oportunidad de aprender mucho e implementar nuevas tecnologías para la identificación de documentos, incluso trabajando con gobiernos extranjeros para verificar la validez de pasaportes.
La entidad valoró especialmente que ha podido ayudar a mejorar la vida de muchos indocumentados. «A las personas beneficiarias les ha cambiado sus vidas, ha sido un éxito para muchas familias», destacó Armenta.
«Por lo menos una vez cada seis meses la policía me paraba, me pedía papeles y como no tenía licencia, me quitaban la ‘troca’ (camioneta)», explicó el inmigrantes mexicano Jimmy, que lleva cerca de diez años viviendo en el país indocumentado y que trabaja en jardinería.
Gracias a la licencia, Jimmy ha podido manejar «tranquilo» y ha dejado de pagar altas multas para recobrar su camioneta cuando era decomisada por la Policía.
«Usualmente dejo dos trabajadores atendiendo un contrato y me voy a trabajar en otro, lo que antes no me atrevía a hacer. Así, prácticamente he duplicado el número de clientes», explicó a Efe.
Con tres hijos estudiantes, los viajes diarios de otra inmigrante, Paulina, dejaron de ser una «tortura».
«Cada vez que me paraba en un semáforo estaba mirando alrededor para asegurarme de que no hubiera ningún policía cerca y si veía una patrulla me daba pánico», recordó.
Aseguró que aunque no están completamente seguros de que no los van a deportar, ya no le preocupa si la para la policía por algo de tráfico.
«Antes en el bus (autobús), se me iba toda la mañana sólo haciendo la compra (del mercado). Ahora con el tiempo que me ahorro, me alcanza para ir a clase de inglés y ya lo estoy hablando mejor», dijo por su parte otra indocumentada, María.
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