KABUL.- Los periodistas afganos vivieron en 2017 su año más sangriento desde la caída del régimen talibán con la invasión estadounidense en 2001, al registrarse 20 muertes de trabajadores de medios de comunicación, según la ONG Comité para la Seguridad de los Periodistas Afganos (AJSC, en inglés).
Según su informe anual, presentado hoy en Kabul, 2017 fue el «más mortífero» de los últimos 15 años para los medios y sus trabajadores, con un 54 % más de muertes que en 2016, cuando la cifra se situó en 13.
«Desde el comienzo de la libertad de prensa en el país en 2001, el pasado año fue el más mortífero y este número (de fallecidos) no tiene precedentes en la nación desde 2001″, dijo a Efe el director general de la organización, Elyas Alami.
Precisó que todos los fallecidos perecieron a manos de los talibanes y del grupo yihadista Estado Islámico (EI), la mayoría en ataques directos contra oficinas de medios de comunicación como canales de televisión y agencias de noticias.
Sólo en los últimos dos meses, el EI atacó las sedes de dos medios y un centro cultural, recordó AJSC.
El pasado año también se incrementaron los casos de violencia e intimidación contra periodistas -que incluyen asesinatos, detención ilegal, amenazas e insultos-, al registrarse un total de 169, un 67 % más que los 101 del periodo previo, de acuerdo con el informe.
El 7 % de los casos contabilizados por la organización se produjeron contra mujeres.
AJSC atribuyó el incremento de los asaltos a periodistas a la perpetuación de la impunidad a la hora de cometer estos crímenes, el aumento en el número de ataques contra oficinas de medios y la creciente inseguridad en el país.
Por ello, la organización llamó a los órganos de seguridad, los medios y las organizaciones por los derechos de los periodistas a aunar esfuerzos para la protección de los trabajadores del sector, ya que «la comunidad mediática no será capaz de soportar este nivel de pérdidas».
Desde el final de la misión de combate de la OTAN en enero de 2015, Kabul ha ido perdiendo terreno ante los insurgentes hasta controlar apenas un 57 % del país, según el inspector especial general para la Reconstrucción de Afganistán (SIGAR) del Congreso de Estados Unidos.
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