La cineasta mexicana, Marta Hernaiz, estrena hoy en la Berlinale su ópera prima, «The Chaotic Life of Nada Kadic», la historia de una madre con una vida muy caótica que cuida con mucho amor de su hija autista en una Bosnia donde las heridas y los traumas de la guerra siguen todavía muy presentes.
Se trata de una mezcla entre documental y ficción con un final inesperado pero tristemente realista, rodada entre Sarajevo y Montenegro, en la que las protagonistas, que no son actrices, son también madre e hija en la vida real, explica la realizadora en entrevista con Efe.
Tras conocer a Aida Hadzibegovic, que encarna a Nada, el personaje principal del filme, Hernaiz tuvo la idea de hacer una historia de una madre con una vida caótica y mientras escribía el guión, las dos se enteraron de que Hava, la hija de la protagonista, es autista.
La directora está convencida de que esta nueva situación en la vida de Aida hizo crecer la película, porque por muy buenas que sean las ideas que uno pueda tener, nunca pueden superar a la realidad, asegura.
Así, aunque el guión es completamente de ficción, la película recrea situación vividas tanto por Aida como por la propia cineasta.
Para Marta Hernaiz (foto) es muy interesante trabajar de esa forma, adaptando la realidad y las vivencias propias a la ficción, para que ésta «no se vea falsa y tenga vida».
Originalmente, la directora quería a Aida como actriz por su «personalidad y presencia», y después la historia, a raíz de los acontecimientos, adquirió una nueva dimensión.
Para Hernaiz, es «admirable» la «fuerza» que tiene Aida, que asumió el autismo de Hava, «una situación que para cualquiera es muy difícil», con estoicismo, y entendió que su hija es como es y que así la va a querer.
La cineasta afirma que le sorprendió muchísimo la serenidad de Aida, lo que hace que en la película sea un personaje «complejo», aunque como es natural, a veces también se desespera.
«Me gusta que se transmita la fuerza que tiene como mujer y como madre», agrega Hernaiz, al tiempo que apela a una mayor consciencia y comprensión hacia las personas que pasan por una situación similar a la de Aida, a cargo, y sin ayuda, de su hija autista.
En el filme «La vida caótica de Nada Kadic», con una maravillosa fotografía, aparecen lugares de Bosnia «un poco emblemáticos si los conoces», como la pista de bobsleigh «gloria de Sarajevo» en los Juegos Olímpicos de 1984 y ahora totalmente abandonada y que en la guerra de Yugoslavia en los años 90 estaba situada muy cerca de la línea de tiro.
Hernaiz quería en su película retratar un poco cómo es ahora esta región que hace veinte años estaba en guerra, lo que le confiere al filme también ese carácter documental.
Según la cineasta, hay miles de películas que hablan o cuya trama transcurre durante este conflicto armado y «todos los bosnios están un poco hartos».
Sin embargo, agrega, «es algo tan reciente, que sigue presente», y su intención en el filme era «retratar el hoy», precisa, porque la gente actualmente vive la guerra «acordándose de la gente que perdió, oyendo a los guías turísticos hablar de la contienda todo el tiempo, viendo los balazos en las casas».
«Ahí sigue el trauma y es algo que es difícil de superar y que se queda marcado en su personalidad», porque haber vivido una guerra es algo, afirma Hernaiz, que define mucho el carácter del pueblo bosnio.
No se puede dejar de hablar de un día para otro de la guerra, se tiene que incluir, agrega, pero hay que contar nuevas historias, no sólo sobre la contienda, afirma.
Explica que vivió tres años en Bosnia, allí estudió la maestría en cine y en su escuela conoció a Aida, que trabajaba de asistente.
Al final de sus estudios, dice, quiso irse «con algo más que todas las experiencias que tenía» y decidió hacer la película, «un poco en gratitud» a esos años que vivió allá.
Después de su filme debut, que opta en la Berlinale, donde se proyecta en la sección Forum, dedicada al cine experimental, al premio a la mejor ópera prima, espera poder rodar su próxima película como directora en México, un «gran reto», porque grabar en el país de uno «puede parecer más fácil», pero a ella se le antoja más difícil.
EFE/Elena Garuz
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