PARÍS (Francia).- Los agricultores franceses quieren que se ponga fin a la negociación entre la Unión Europea y Mercosur, porque temen que un acuerdo supondría la llegada masiva de importaciones, sobre todo de carne de vacuno, con las que no podrían competir al no estar sometidos a las mismas reglas de producción.
Esta oposición a un acuerdo de libre cambio UE–Mercosur se hizo patente con la convocatoria de protestas en toda Francia el pasado miércoles, en las que participaron miles de personas, y con la recepción con pifiadas al presidente francés, Emmanuel Macron, en la inauguración del Salón de la Agricultura de París el sábado.
El secretario general adjunto de la Federación Nacional de Sindicatos de Explotadores Agrícolas (FNSEA), Patrick Bénézit, explicó a Efe que las movilizaciones pretenden que «se abandone cuanto antes esta negociación».
Para Bénézit, las obligaciones a las que están sometidos los agricultores europeos en términos sanitarios, medioambientales o sociales entran «en contradicción» con la ausencia de reglas en el Mercosur.
La mayoritaria FNSEA insiste en que los productos que llegan de Sudamérica «se fabrican en condiciones que serían ilegales en Francia» y por eso su llegada a Europa sin aranceles daría lugar a una situación de competencia desleal.
Según la presidenta de la federación agraria, Christiane Lambert, podrían desaparecer entre 21,000 y 25,000 explotaciones agrícolas en Francia.
Para Bénézit, el vacuno es un sector «emblemático» del daño que un compromiso con Mercosur causaría en la agricultura francesa, pero también sacudiría otros, como el de la carne de ave o el azúcar.
Los reproches a la carne de ternera sudamericana son, sobre todo, el recurso a las hormonas o a las harinas cárnicas en el pienso, prohibidas en Europa, así como a prácticas de una ganadería intensiva que contravienen los principios de bienestar animal o de respeto medioambiental.
https://youtu.be/UeNnJSyHl6s
En una línea similar, un portavoz del sindicato Jóvenes Agricultores comentó a Efe que las prácticas agrícolas y ganaderas en la UE y Mercosur «son extremadamente diferentes», por ejemplo en las reglas de los mataderos o en el bienestar animal.
Por ello, a su juicio, permitir la entrada de productos sudamericanos en Europa supondría una «inadecuación con lo que esperan los consumidores».
El portavoz hizo notar los escándalos por fraude que se conocieron en el sector cárnico en Brasil, así como las prácticas de corrupción.
Esa desconfianza hacia la negociación queda ilustrada con las filtraciones de que supuestamente los europeos habrían aceptado aumentar la cuota de carne que podría entrar sin aranceles hasta las 99,000 toneladas, en vez de las 70,000 toneladas que se contemplaban.
El ministro de Agricultura, Stéphane Travert, tuvo que desmentir esa información ante la Asamblea Nacional, además de repetir que por ahora «no se dan las condiciones para un compromiso» e insistir en que Francia ha conseguido once aliados entre los países de la UE para defender su estrategia de bloqueo.
En un reciente discurso ante cientos de agricultores, Macron recordó su posición de principio en favor del libre comercio y de un acuerdo con Mercosur, que a su juicio sería «bueno para numerosos sectores agrícolas» en Francia y «bueno para la economía francesa».
El jefe del Estado aseguró que Francia no cederá en sus «líneas rojas», lo que significa en primer lugar que no se permitirá la entrada de productos sudamericanos libres de aranceles a menos que estén sometidos a los mismos estándares sanitarios, medioambientales y sociales que establece la normativa europea.
Añadió que otra de sus condiciones es que, en caso de un acuerdo con el Mercosur, tendría que ir acompañado de «una cláusula de salvaguarda» que permitiría suspender las importaciones si hubiera una «desestabilización» de los precios en cualquier producto.
⊕