PEKÍN.- China mantiene su objetivo de crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) en torno al 6.5 % para 2018 y deja la meta oficial de inflación alrededor del 3 %, según el informe anual del gobierno que presenta hoy el primer ministro, Li Keqiang.
La segunda potencia económica mundial fijó su objetivo de déficit fiscal para este año en el 2.6 % del PBI, frente al 3 % establecido el año pasado, lo que supone la primera bajada en las expectativas de este indicador desde 2012.
Para 2017 China también se propuso crecer a un ritmo alrededor del 6.5 %, aunque finalmente batió su objetivo y cerró el pasado ejercicio con una subida del 6.9 % de su PBI. La inflación, sin embargo, fue muy inferior al objetivo previsto, al situarse en el 1.6 %.
Ante los 2.970 legisladores congregados hoy en el Gran Palacio del Pueblo en Pekín, Li remarcó que «las fuerzas internas que impulsan el crecimiento económico no son suficientes todavía, la capacidad de innovación de China tiene que ser más fuerte y la calidad y el comportamiento del desarrollo tienen que mejorar».
Explicó también que algunas empresas, sobre todo las pequeñas y medianas, se enfrentan a dificultades y lamentó que «el crecimiento de la inversión privada sea débil».
Para 2018, China espera que su economía crezca de forma paralela a la renta media disponible para la población, que se creen alrededor de 11 millones de nuevos empleos urbanos y que se produzca un sólido aumento tanto de las importaciones como de las exportaciones, para mantener un «equilibrio básico en la balanza de pagos».
El gobierno prevé mantener estable la tasa de cambio del yuan en los mercados internacionales de divisas.
Li pronosticó una caída del 3 % en el consumo de energía por unidad de PBI y avanzó restricciones en la emisión de los principales contaminantes, para contribuir así a la lucha de su país contra la polución, uno de sus principales objetivos.
La batalla contra la pobreza así como contra la corrupción y las malas conductas, «problemas comunes» en algunos sectores, también estarán en la agenda del gobierno para el próximo año.
El primer ministro chino apuntó además a un «progreso sustancial en la reforma estructural de la oferta, un apalancamiento macroeconómico estable y un control del riesgo sistemático y preventivo», tanto del sector financiero como de otros ámbitos económicos.
En cuanto a la política monetaria que aplicará el Banco Popular de China (banco central del país), se mantendrá «neutral, con una flexibilización o restricción sólo cuando sea apropiado», dijo Li.
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