SAO PAULO (Brasil).- El diputado Paulo Maluf, un veterano político de 86 años que ha transitado por casi todos los Gobiernos en Brasil desde el régimen militar (1964-1985), pasó hoy a cumplir prisión domiciliaria tras aquejar problemas de salud.
Maluf, quien se encontraba en prisión desde finales del año pasado, dejó hoy el hospital de Brasilia donde ingresó esta semana y fue trasladado hasta su mansión en Sao Paulo, donde cumplirá la pena tras una decisión del Supremo.
El diputado, exgobernador y exalcalde de Sao Paulo, fue ingresado el miércoles en un hospital de la capital de Brasil tras sentir fuertes dolores en la espalda y fue sometido a diversos exámenes que comprobaron una compresión de los nervios en la columna vertebral.
Apoyado en los informes médicos, el juez del Tribunal Supremo Federal (STF) José Antonio Dias Toffoli le concedió esta semana la prisión domiciliaria al considerar que Maluf sufre «graves problemas de salud».
Maluf viajó en avión privado hasta Sao Paulo y cumplirá ahora prisión desde su imponente mansión en el barrio de Jardins, uno de los más lujosos de Sao Paulo, y que según medios locales cuenta con más de 1,000 metros cuadrados de área construida.
Maluf está preso desde diciembre después de que la Corte Suprema ordenara su detención para cumplir una condena por 7 años y 9 meses de prisión por lavado de dinero que le fue impuesta el año pasado por hechos ocurridos entre 1993 y 1996.
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El parlamentario, ingeniero de 86 años, es un polémico personaje de la política brasileña y fue elegido diputado por primera vez en 1983, cuando el país aún era gobernado por una dictadura militar que se hizo con el poder en 1964 y se mantuvo hasta 1985.
Durante el régimen militar, ocupó diversos cargos públicos y fue incluso alcalde de Sao Paulo y gobernador del estado homónimo.
Durante años, su nombre figuró en la lista de personas buscadas por la Interpol por problemas judiciales que enfrentaba en Suiza y Francia precisamente por asuntos de lavado de dinero, pero luego fue excluido, cuando prescribieron esos casos.
En el 2016, tras haber apoyado el proceso de destitución en contra de la entonces presidenta Dilma Rousseff, Maluf ignoró todo su pasado y llegó a afirmar que era el «político más honesto» del país, pues no había sido citado en un escándalo ocurrido en el 2005 ni en el escándalo de corrupción de Petrobras.
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