EEUU.- Con nervios de acero, la capitana Tammie Jo Shults quien aterrizó de emergencia en Filadelfia luego de que su nave perdiese un motor en pleno vuelo, lo que le valió el aplauso de los angustiados pasajeros, fue una piloto de combate.
A 9.000 metros de altura, estalló su motor izquierdo, se rompió una ventana y la pasajera Jennifer Riordan encontró la muerte tras ser casi succionada al exterior. Todo podría haber ido aún peor si no fuera por el temple de la piloto de 56 años.
La sangre fría de Shults tiene explicación. En los ochenta y noventa, fue piloto de combate y, pese a que nunca pudo entrar en operaciones de guerra por las restricciones legales que entonces sufrían las mujeres, se distinguió como instructora de vuelo.
Su experiencia en todo tipo de aeronaves militares la convirtió en pionera en el manejo de los terribles y supersónicos F/A 18 Hornet.
Enamorada desde la adolescencia de la aviación, durante 10 años sirvió a la Armada hasta que el 31 de marzo de 1993, con el grado de comandante, colgó el uniforme y empezó una nueva vida. Justo a la semana de marcharse, el presidente Bill Clinton dio inicio a los trámites para permitir la participación de mujeres en combates.
Su paso por el ejército fue recogido en el libro Madres de vuelo militar, de Linda Maloney.
https://www.youtube.com/watch?v=ebqLjFSklHQ
Aparte de este destello, la capitana Shults ha llevado todos estos años una existencia alejada de los focos. Madre de dos hijos y casada con otro antiguo piloto de combate, se dedicó al aviación civil conduciendo las tranquilas aeronaves de la compañía Southwest.
Nada especial hasta que el pasado martes, por causas que aún se desconocen, el motor izquierdo de su Boeing 737-700 estalló cuando se dirigía de Nueva York a Dallas. A bordo iban 143 pasajeros y 5 tripulantes. Tras la explosión, las esquirlas rompieron una ventanilla, despresurizaron la cabina, dejaron en estado crítico a una viajera y aterrorizaron a los pasajeros.
https://www.youtube.com/watch?v=_p9W8D7XOpM
Un escenario de escalofrío ante el que Shults echó mano de su experiencia militar y actuó con impecable serenidad. Comunicó con detalle su situación a la torre de control –su escueto “hemos perdido parte del avión” se ha vuelto viral– y procedió al aterrizaje de emergencia sin un motor.(ECHA- Agencias)