En un asombroso caso de recuperación, el menor de 13 años, Trenton McKinley, a quien se le iba a quitar el respirador artificial por su “muerte inminente”, despertó del estado de coma ante el sorpresa de los padres y médicos, popularizándose como el “niño milagro”.
En marzo pasado menor resultó con múltiples fracturas luego de sufrir un tonto accidente con sus amigos, cuando iba a bordo de un carro de arrastre que era tirado por un buggy y, en una mala maniobra, la cabeza de Trenton golpeó con mucha fuerza el concreto.
Rápidamente fue trasladado al hospital, donde los médicos determinaron que tenía múltiples fracturas en su cráneo. El niño dejó de respirar cuatro veces, una de ellas durante 15 minutos, por lo que el pronóstico no era para nada bueno.
Los especialistas ccomunicaron a sus padres que si lograba sobrevivir, en el mejor de los casos quedaría en estado vegetal.
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Según informó FOX 10, Trenton pasó toda la siguiente semana conectado a máquinas y apenas respirando por sí solo. Los médicos se acercaron a sus padres para prepararlos para lo peor y para hacerles una especial petición: que donaran los órganos de su hijo.
«Cinco niños necesitaban órganos y eran compatibles con él (…) Era injusto seguir insistiendo en que volviera, porque eso significaba que sus órganos continuaban deteriorándose», contó Jennifer Reindl, la madre de Trenton.
Sus padres accedieron, pero algo inesperado sucedió: el 29 de marzo, justo el día antes en que el adolescente iba a ser desconectado de las máquinas que lo mantenían con vida, comenzó a mostrar signos de conciencia y de ahí en adelante su recuperación viene avanzando.
«Es un milagro», dijo su madre Jennifer al USA Today, asegurando que detrás de la «vuelta a la vida» de su hijo está la mano de Dios.
Por su parte, Trenton señaló que estuvo en el cielo antes de regresar a la Tierra. «Estaba en un campo abierto caminando derecho (…) No hay otra explicación que Dios. No hay otra forma. Incluso los doctores lo dicen», afirmó.
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A este «niño milagro», como ha sido apodado, todavía le falta mucho camino por recorrer, y de hecho hay una parte de su cráneo que permanece congelada en el hospital y que en el futuro le debe ser reimplantada.
Sin embargo, él bromea con eso. «Yo digo que puedo girar la cabeza hacia el lado y poner salsa, y comer papas fritas y untarlas ahí. ¡No tendría que lavar más platos!», dice sobre la abolladura que tiene en la cabeza. (ECHA – Agencias)