QUITO.- Miles de personas soportaron estoicamente un torrencial aguacero que se prolongó buena parte de la madrugada del martes para reservar un puesto y asistir a la misa campal que tiene previsto oficiar el Papa Francisco en un gigantesco parque del norte capitalino, en la tercera jornada de su visita a Ecuador.
Francisco tendrá el martes una jornada completa en Quito que además de la misa multitudinaria incluye una reunión con obispos ecuatorianos, educadores católicos y miembros de la sociedad civil para cerrar con una visita privada a la iglesia jesuita de La Compañía.
Cubiertos con plásticos, cobijas y bolsas de basura los feligreses aguantaron mientras cantaban y compartían café.
El amor compasivo de Cristo es lo que nos da la libertad y la felicidad verdaderas.
— Papa Francisco (@Pontifex_es) July 4, 2015
El antiguo aeropuerto de Quito y ahora convertido en el parque Bicentenario, lucía abarrotado la madrugada del martes por feligreses que pasaron la noche en el lugar, pese a que cayó un torrencial aguacero.
Abel Gualoto, de 59 años, es un vendedor de mariscos en el sur de Quito que estuvo desde el lunes en espera de Francisco bajo un trozo de plástico con el que se cubre.
«Claro que merece la pena estar aquí a pesar del clima. La alegría por ver al Papa proporciona el calor que necesitamos», dijo con el frío en las manos y todavía mojado por las muchas horas de lluvia soportadas.
Un gran reto: dejar de arruinar el jardín que Dios nos ha confiado para que todos puedan gozar de él.
— Papa Francisco (@Pontifex_es) July 2, 2015
Gualoto estuvo acompañado de su mujer y su hijo, quien carga el crucifijo que hasta ayer estaba colgado en el salón de casa.
A los vendedores ambulantes tampoco les importó el frío, la lluvia, ni la madrugada. En el parque ofrecían recuerdos como cruces, calendarios o llaveros con la cara del Papa.
Uno de los más demandados es el «kit Francisco» que contiene una mochila, un CD, pañuelo recordatorio de la visita y un rosario, todo a por apenas 5 dólares.
Qué hermoso es anunciar a todos el amor de Dios que nos salva y da sentido a nuestra vida.
— Papa Francisco (@Pontifex_es) June 30, 2015
Hacia las cinco de la mañana empezó a sonar desde altoparlantes música alegre y festiva que contrastaba con el frio ambiente del lugar.
El director de operaciones emergentes del municipio de Quito, Cristian Rivera, dijo que al amanecer había unas 320 mil personas en el Bicentenario y para la mañana superaría el medio millón.
Ante los temores de que celebración eucarística pudiera servir para expresar el descontento político contra el gobierno de Rafael Correa, hay quien piensa que no es el momento.
La Iglesia es una madre de corazón abierto, pronta para ayudar a todos, especialmente a quien tiene más dificultad.
— Papa Francisco (@Pontifex_es) June 27, 2015
«No es el sitio ni el momento para expresiones de este tipo», dijo Evelin Parreño, una funcionaria pública de 29 años, que pasó la noche acompañada de su familia y hablaba envuelta en un montón de bufandas y plásticos para mitigar el frio.
Unos metros más allá se encontraba un grupo de 15 monjas con el hábito empapado que pertenecen a la ‘Orden de los ancianos desamparados‘. La más joven es sor Diana, de 21 años, y la mayor Sor Ilda que tiene 75 años, las que reconocen que se le ha hecho larga la noche.
Han pasado las horas rezando o «abriendo y cerrando el ojo» sobre pequeños bancos de plástico mientras esperaban que deje de llover.
En la confesión, Jesús nos acepta con todos nuestros pecados para darnos un corazón nuevo, capaz de amar como él ama.
— Papa Francisco (@Pontifex_es) June 25, 2015
Sor Ilda dijo que está emocionada porque está muy cerca de la valla por donde se cree que pasará el vehículo del Papa antes y después de subir al altar mayor.
Aquí podré verlo bien y como es tan cercano, a lo mejor puedo hasta tocarlo» agregó.
Esta será la segunda misa campal del Papa. El lunes estuvo en Guayaquil, la mayor ciudad de Ecuador, donde dedicó la homilía a la necesidad de fortalecer la familia, reportan.