SANTIAGO DE CHILE.- Centenares de alumnas se congregaron hoy en la Casa Central de la Universidad Católica para iniciar la primera toma feminista en la historia de la institución, con el objetivo de denunciar la falta de medidas que prevengan y castiguen la violencia machista en el establecimiento.
«La Universidad sigue pasando a llevar a las mujeres. Nosotras pedimos mejoras en el protocolo de abusos, que más que deficiente es casi inexistente. No se respeta a funcionarias, trabajadoras y estudiantes», dijo a Efe Bárbara Pérez, estudiante de Comunicaciones que participa en la manifestación.
Las jóvenes radicalizaron su protesta, que hasta el momento solo había paralizado las clases en esa universidad ubicada en la Alameda Bernardo O’Higgins, una de las principales arterias de Santiago.
Afirman que solo en lo que va de este año han recibido 40 denuncias de acoso, abuso y/o violencia sexual, cifra que sobrepasa la cantidad de acusaciones recibidas en todo el 2017.
Aseguran además que el rector, Ignacio Sánchez, se negó a recibir un petitorio con demandas que el movimiento feminista de la Universidad le presentó, y que la toma del edificio «es la única manera para que se nos escuche«, según Pérez.
Son alrededor de 300 mujeres que rechazan «el machismo y la violencia como elementos estructurales en la sociedad», y que buscan «acabar con los abusos sistemáticos de poder, la violencia de género y el silencio».
«La Universidad Católica realiza un abuso sistemático de su poder machista (…) perpetuando un modelo de sociedad patriarcal«, sentenció este viernes en un comunicado el Movimiento Autónomo Feminista Interseccional.
Se exige a las autoridades una «urgente» reforma al protocolo de abuso, una educación no sexista, así como también el fin a la objeción de conciencia de parte de los servicios de salud de la Universidad, en el marco de la ley de aborto en los casos de violación, inviabilidad fetal y riesgo de muerte de la mujer.
La Universidad Católica ha estado en el ojo público últimamente al oponerse a practicar abortos en sus hospitales y centros de salud, resguardándose en el artículo que permite a médicos ser objetores de conciencia.
Este debate incluso llegó a la justicia, la que negó este requerimiento a la casa de estudios, argumentando que una institución no puede ser objetora de conciencia.
En cuanto al protocolo de abusos, el colectivo feminista universitario remarcó que «no contempla todos los estamentos, no tiene medidas cautelares y no entrega plazos de investigación ni resoluciones».
Las jóvenes se mostraron abiertas a dialogar con la dirección de la universidad solo cuando «se asegure que no se abrirán procesos de responsabilidad (sumarios) contra las estudiantes involucradas en la ocupación».
Además demandaron a las autoridades «propuestas concretas» y una resolución al petitorio entregado, a la vez que hicieron un llamamiento al alumnado a llevar adelante una manifestación «pacífica, sin disturbios, daños a la propiedad ni agresiones a terceros».
Una veintena de universidades han paralizado sus funciones durante las últimas semanas en el marco de las tomas feministas que lideran miles de alumnas chilenas, para terminar con los abusos sexuales y de poder en estos establecimientos, y en condena a la violencia machista en todos los ámbitos.
La toma feminista de la Universidad Católica es la primera que se lleva a cabo en la historia de esta institución, la cual no había sido escenario de una ocupación estudiantil desde 1967.
EFE
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