Mundial Francia 1938: Meaza convierte penal decisivo con el pantalón en la mano

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De acuerdo con la simetría propuesta por Jules Rimet, el tercer Mundial debería realizarse en Suramérica, y Argentina era la sede obvia. Sin embargo, el propio Rimet se encargó de que la Fifa escogiera a Francia, su patria, motivo por el cual Argentina encabezó un boicoteo al cual se sumaron todos los países de América Latina, salvo Brasil y Cuba. Sólo participaron 15 equipos puesto que Austria acababa de ser incorporada al Reich alemán.

De nuevo todo pintaba para que el Mundial, uno de los mejores de la historia, se resolviera entre europeos. Sin embargo, la sensación del torneo fue Brasil, que comenzó su participación con un triunfo 6 a 5 ante Polonia. En cuartos de final necesitó de dos partidos para superar a Checoslovaquia: 1 a 1 en 120 minutos de juego y, al día siguiente, triunfó 2 a 1. Cuba sorprendió a Rumania y la eliminó luego de un empate a 3 y un juego de desempate que los isleños ganaron 2 a 1. El sueño de Cuba murió en la siguiente fase al caer 8 a 0 ante Suecia.

Italia comenzó mal y apenas pudo ganarle a Noruega 2 a 1. Luego superó a Francia 3 a 1 y en semifinales se encontró con Brasil. Italia ganó 2 a 1, y así terminó el sueño de Brasil. Hungría llegó a la final al golear 5 a 1 a Suecia. En el juego por el tercer lugar los brasileños cerraron con broche de oro su primera gran actuación en un Mundial al vencer 4 a 2 a los suecos. En la final Italia superó con facilidad a Hungría 4 a 2 y se consagró bicampeón. Los italianos tendrían que esperar hasta 1970 para lograr otra actuación destacada en un Mundial.

Hechos insólitos

La política apareció en el Mundial de Francia. Alemania invadió Austria y anexionó territorios del país vecino. Eso provocó que algunos jugadores austríacos jugarán con la selección germana. Uno de los que se negó, Matthias Sindelar, -el mejor de ellos-, terminó suicidándose pocos meses después.

El italiano Giuseppe Meazza clasificó a su país para la final del Mundial al transformar un penalty de manera curiosa. Se le caía el pantalón y tuvo que sujetárselo mientras lanzaba.

El calzado es fundamental en los partidos de fútbol; sin embargo, en 1938 Leónidas da Silva, un atacante brasileño, entró en los libros de récords por dos hechos interesantísimos: anotó cuatro goles en el partido que Brasil le ganó a Polonia por 6 a 5 y de esta manera se convirtió en el primer jugador que logró tal hazaña en las Copas Mundiales.

Pero lo mejor fue que Leónidas, durante uno de sus ataques, perdió un zapato. Pero, esto no lo detuvo y siguió avanzando hacia la portería polaca. Una vez frente a ella, sin el zapato, golpeó la pelota con toda la fuerza de su pierna haciéndola terminar en las redes europeas. En aquellos tiempos era posible jugar sin «chimpunes» pero ahora ya no se puede, así conviertan un gol.

Fuente: semana.com

 

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