MADRID (España).- Taxis convertidos en auténticas bibliotecas, tapas literarias para acompañar unos vinos, siembra de libros en el desierto o lecturas a niños hospitalizados son algunas de las originales e insólitas prácticas puestas en proceso por amantes de los libros en diversas partes del mundo.
La experiencia del bibliotaxi o la lectura en movimiento ha llegado desde Argentina al II encuentro «Lectureando», que se celebró hoy en Madrid dentro de la Feria del Libro, una actividad organizada desde el Observatorio de la Lectura y el Libro para conocer, de la mano de sus protagonistas, proyectos de fomento de la lectura especialmente creativos y originales.
Easy Taxi Argentina y la Fundación del Libro se lanzaron a la aventura de ofrecer a los usuarios un viaje por los libros, mientras sortean el tráfico y, de paso, rebajan el estrés, relató hoy la directora de marketing de esa empresa, Fiorella di Fiore.
Porque los clientes de esta empresa de taxis disponen en cada vehículo de unos cinco libros, todos de autores argentinos, que pueden comenzar a leer en el trayecto, llevárselo a casa para continuar su lectura y devolverlo en un próximo trayecto, explicó Di Fiore.
Comenzaron con 300 libros pero a los 15 días comprobaron que se habían quedado cortos: ahora cuentan con un fondo de 3,000 títulos en 200 taxis: 100 en Buenos Aires, 50 en Rosario y otros 50 en Córdoba.
https://youtu.be/eD-O8Ps6mFs
Otra de las experiencias expuestas hoy en este encuentro del Observatorio, dependiente del Ministerio español de Educación, Cultura y Deporte, es la puesta en marcha en Segovia (centro de España): al pedir una consumición, a la tapa correspondiente acompaña un pincho «literario». Son pequeños textos ilustrados de grandes autores sobre el mundo culinario.
«Pequeñas píldoras literarias de textos clásicos que se sirven en bares como si fueran tapas», explicó Carlos Rodríguez, editor de La Uña Rota, que puso en marcha esta iniciativa en el 2010 en colaboración con el Ayuntamiento de Segovia.
Cervantes, Zorrilla o Ramón Gómez de la Serna son algunos de los autores cuyos textos han sido servidos como tapa en los ya 20 bares sumados a esta experiencia con la intención de que los clientes «se diviertan tomando algo», explicó el editor Rodríguez.
Mientras, Juan Francisco Martín, propietario del bar segoviano Shout, señaló que, aunque al principio «los clientes ponen cara de ‘¿y lo tengo que leer?’, luego siempre piden más».
Otras 22 experiencias fueron expuestas hoy, entre ellas, «Bubisher: sembrando lecturas en el desierto», puesta en marcha hace diez años para acercar los libros a las personas refugiadas en los campamentos saharauis, según explicaron los responsables de esta campaña.
Llevar un bibliobús a los refugiados fue idea de un niño de un colegio de Pontevedra (noroeste de España), recordó Liman Boisha, escritor y presidente de la Asociación de Escritores por el Sáhara, que destacó cómo defender la lengua española es un elemento de identidad en estos campamentos.
El siguiente paso fue la construcción de bibliotecas fijas en los campamentos, de tal forma que cuatro de los cinco que existen ya cuentan con estas instalaciones y cinco bibliobuses recorren esos territorios. Los fondos bibliográficos que se envían a los refugiados son revisados por bibliotecarios voluntarios, que también forma a saharauis para ello.
La iniciativa «La lectura que da vida» lleva libros al Hospital Niño Jesús de Madrid, donde los niños hospitalizados se les abre «una ventana de luz», indicó la supervisora de la Unidad de Oncología, Pilar Herreros.
Esta experiencia comenzó por iniciativa de la Biblioteca Eugenio Trías, donde se celebró hoy este encuentro, situada en el Parque del Retiro y cercano a la clínica Niño Jesús. Sus profesionales decidieron salir para «entrar en el hospital», recordó el bibliotecario Fernando Medina.
Escritores, librerías y la biblioteca están muy implicados en esta iniciativa: «Los niños nos dan mucho más de lo que les ofrecemos», recalcó Medina.
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EFE/Carmen Naranjo