SANTIAGO.- Aunque con un lenguaje más atemperado, el Vaticano comunicó este lunes la salida del conflictivo obispo de Osorno, Juan Barros, involucrado en escándalos de abusos sexuales, y comenzó la purga clerical de otros 33 prelados.
A un mes después del último encuentro con el papa Francisco en Roma cuando los 34 integrantes de la Conferencia Episcopal chilena presentaron su dimisión al Sumo Pontífice, comenzó la esperada purga, informó el diario chileno El Mercurio.
El dictamen antecede a la visita que inician este martes el arzobispo de Malta, monseñor Charles Scicluna; y el padre Jordi Bertomeu, investigadores de los casos de pederastia y trasgresiones cometidos por ministros de la Iglesia católica de Chile.
Su santidad aceptó la renuncia del obispo Barros, foco de los escándalos cuando al principio fue defendido por Jorge Bergoglio.
Barros, de la sureña arquidiócesis de Osorno, fue elemento discordante de la visita de Francisco a Chile en enero último. Pero las repercusiones negativas fueron tantas, que hicieron cambiar de criterio a la máxima autoridad del Vaticano.
El presbítero es señalado por encubrimiento o complicidad con el defenestrado cura Fernando Karadima, sentenciado en 2011 canónicamente por sus actos de pederastia contra seminaristas en el pasado.
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La más reciente carta de Francisco, ésta dirigida Al Pueblo de Dios que peregrina en Chile, abordó con profundidad y sin ambages la crueldad, daños y consecuencias ocasionadas a menores y personas por actos de abusos sexuales o similares.
Según notificó este lunes la santa sede, el papa Francisco nombró a monseñor Jorge Enrique Conchua Cayuqueo como administrador apostólico de Osorno.
Por otro lado, el arzobispo de Puerto Montt, Cristián Caro, informó en un comunicado que el papa le aceptó su renuncia por motivos de edad, dejando en ese puesto a un administrador apostólico.
Otro caso fue el de Gonzalo Duarte, obispo de Valparaíso, reemplazado por monseñor Pedro Mario Ossandón Buljevic como administrador apostólico.
Menos conocido, Duarte, sin embargo, fue denunciado como encubridor de violaciones, drogas y alcohol en la archidiócesis, protagonizados por el párroco Humberto Henríquez.
En capilla ardiente están el obispo auxiliar de Santiago, Andrés Arteaga, igualmente sindicado de encubrimiento o complicidad, lo mismo que los obispos Horacio Valenzuela (Talca) y Tomislav Koljatic (Linares), todos cercanos a Karadima. (ECHA- Agencías)