La selección peruana ha dejado de lado la humildad para forrarse de una arriesgada posición de que cualquier rival está por debajo de sus pretensiones. Puede también que a veces no sirve respetar mucho al rival y en ese caso vale no sentirse menos.
y en ese sentido se reparte el porcentaje de las posibilidades aunque la selección peruana por su pasado con poca historia, siempre será apreciada con bajo porcentaje en el tema del favoritismo.
Sin embargo hay que entrar a jugar, saber que con el talento y la picardía se allana el camino a ser proclive a un abastecimiento de combustible para reforzar el ataque porque con goles de gana.
En el pasado recordamos una frase que Marcos Calderón repetía: “La humildad nos lleva lejos y ese es el camino”
Ser humildes en estos tiempos ha cambiado. Está apegado a la idea de entrar a la cancha con flaquezas. Dicho así, es mejor mentalizarse en que los partidos hay que afrontarlos con entereza.
Eso es lo que el equipo de apoyo de Ricardo Gareca pregona y se aprecia en los momentos en que los golpes adversos aniquilan los cimientos de la sacristía bicolor.
Y es en esos instantes en que se manifiesta todo lo que ya sabemos, recuperación de la fuerza mental, coraje y valentía para salir de los atascos que plantea el rival.
En otras ocasiones se bajaba los brazos, en otras ocasiones perdíamos los partidos en el último minuto y se hacía extensivo aquello de que “bonito juega Perú que pierde 4-0”.
Se ha desterrado muchas cosas negativas del pasado. Se ha cambiado el chip, la usanza antigua no sirve para que cambie también Juan Carlos Oblitas que decía en ciertas ocasiones “jugamos como en el tiempo de las carretas”. (Hugo Laredo Medina).