El mejor Perú en Rusia 2018 apareció ante Dinamarca y Francia, pero faltó el gol. Con todo el fastidio de las dos derrotas no es buena conseja la camisa remangada para golpear al equipo de Ricardo Gareca. No es la mejor postura.
El fútbol tiene estas cosas en que el arco se cierra y no existe antídoto para darle solución por más que enhebras tus pensamientos para encontrar respuestas y no encuentras.
Queda un trago de agua fresca para apagar las sedientas gargantas si este martes le ganamos a Australia. Es un deseo, un voto colectivo, una esperanza para la despedida con decoro.
Necesitamos ganar por el orgullo de un equipo que puso todo pero no tuvo ayuda de la buena fortuna. Una salida con triunfo y goles hará posible que el futuro se mire de mejor manera.
Con Ricardo Gareca o sin él el proceso debe continuar, con la misma fórmula que nos llevó a Rusia 2018 tras 36 años de larga espera. Que se hizo realidad y pudo lograrse. Claro que hubiera sido ideal avanzar a octavos y no apresurar el retorno.
La clasificación a Rusia 2018 tiene su valoración pero tampoco es el fin de todo sino el comienzo de una consolidación que apunta a Qatar 2022 y una parada en el camino con la participación en la Copa América de Brasil 2019.
El once bicolor deberá estar este martes fino en ofensiva, con todas las ganas de hacer el mejor partido ante un adversario complicado porque tiene chance de pasar a octavos y Perú puede convertirse en su verdugo.
No estará Jefferson Farfán lo cual resta posibilidad de anotarse. La presencia de Paolo Guerrero, André Carrillo, Edison Flores, Advíncula, Yotún y Santamaría que reemplazará a Alberto Rodríguez, garantiza una buena actuación.
La presencia de Christian Cueva no debe causar escozor entre los que desean borrar del mapa a ‘Aladino’. El de Huamachuco se ha fajado bien por la bicolor y el hecho de que falle un penal no es tan fatal porque hasta Cristiano Ronaldo falló contra Irán.
En esta última aparición del elenco peruano estará también presente la barra bicolor, la más bulliciosa y entregada a al aliento del equipo. Que el aliento perdure y se sienta en toda ocasión, en las buenas y las malas. (Hugo Laredo Medina).