WASHINGTON.- La corte de Columbia condenó a 22 años de cárcel al libio Ahmed Abu Jatala, «cerebro» del atentado contra el consulado de Bengasi en 2012 y que provocó la muerte del embajador Chris Stevens y tres funcionarios estadounidenses.
La sentencia que dictó el juez federal Christopher «Casey» Cooper, de la corte federal del Distrito de Columbia, es menor a lo que pedía la Fiscalía, que reclamaba cadena perpetua.
Durante el juicio, que comenzó el pasado 2 de octubre, la Fiscalía definió al libio Jatala como el «cerebro» que orquestó el ataque contra el consultado, en el que murieron el embajador, Chris Stevens; el diplomático Sean Smith y dos contratistas de la CIA, Tyrone S. Woods y Glen Doherty.
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El ataque, perpetrado el 11 y 12 de septiembre de 2012, constituyendo el primer asesinato de un embajador de EEUU en activo desde 1979.
En noviembre pasado , un jurado popular exculpó a Jatala, de 47 años, de los delitos de asesinato e intento de asesinato que había presentado en su contra la Fiscalía, pero permitió que el proceso siguiera adelante con los delitos de terrorismo.
Abu Jatala se declaró no culpable de todos los cargos que se le imputaron y, durante años, negó cualquier implicación con uno de los ataques más controvertidos de la historia reciente de EEUU.
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Comenzó a ser señalado como responsable de los atentados después de que, en 2013, el diario The New York Times publicara una extensa investigación en la que varios testigos hablaban de Abu Jatala como el «jeque» que dirigió la ofensiva, dando órdenes a unos y otros para prender fuego al complejo diplomático.
Fue señalado como uno de los «comandantes» de Ubaydah Bin Jarrah, una milicia extremista de Bengasi que quería instaurar la sharía (ley islámica) en Libia y que, en 2011, se unió al grupo terrorista Ansar al Sharia, al que Washington culpa directamente del atentado de 2012.
El 15 de junio de 2014, Abu Jatala fue capturado en una vivienda de Bengasi en una operación secreta de las fuerzas especiales de EEUU y del FBI para, a continuación, ser montado a bordo de un buque militar y ser interrogado durante 13 días antes de llegar a territorio estadounidense. (ECHA-Agencias)