BERLÍN.- A los 88 años falleció la controvertida Gudrun Burwitz, la hija de Heinrich Himmler, el arquitecto del Holocausto y el funcionario de más alto rango de la Alemania nazi después de Adolf Hitler, por lo que se le conocía como “la princesa nazi”,
Su muerte fue reportada por primera vez por el diario alemán Bild, que también confirmó que Burwitz había trabajado durante dos años en la agencia de inteligencia extranjera de la Alemania Occidental.
El historiador y jefe de la agencia, Bodo Hechelhammer, confirmó al periódico que Burwitz había ocupado el puesto de secretaria bajo un nombre falso a principios de la década de los sesenta. El organismo no hace comentarios sobre empleados actuales o pasados hasta que hayan muerto.
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Burwitz, cuyos partidarios y detractores, a veces, la llamaban «la princesa nazi», permaneció impenitente y leal a su padre hasta el final.
Aunque visitó un campo de concentración, negó la existencia del Holocausto y, en los últimos años, ayudó a proporcionar dinero y consuelo a ex nazis condenados o sospechosos de crímenes de guerra.
En el momento de su nacimiento, en 1929, su padre estaba consolidando el poder como líder del cuerpo paramilitar nazi de élite, también conocido como las SS.
Himmler también comandó la policía secreta alemana, la Gestapo, y estableció el sistema de prisión y campos de concentración en el que perecerían más de 6 millones de personas, principalmente judíos pero también romaníes (o gitanos), homosexuales y otras personas.
La única persona que superaba a Himmler en la jerarquía nazi era el propio Hitler.
Gudrun, que era la hija mayor de Himmler y la única hija legítima, estaba dedicada de lleno a su padre. Más tarde, Himmler y su esposa adoptaron un niño, y luego él tuvo otros dos hijos con su amante.
A lo largo de la década de los treinta y a principios de la década de los cuarenta, Himmler, con sus gafas y su aspecto mediocre, disfrutó de tener a Gudrun a su lado, como un símbolo rubio y de ojos azules de la juventud aria.
En un diario, que más tarde fue confiscado por las autoridades aliadas, se publicó que a la niña le gustaba ver su reflejo en las pulidas botas de su padre. Asistió a las fiestas de Navidad con Hitler, quién le regaló muñecas y chocolates.
Cuanto tenía 12 años, Gudrun acompañó a su padre al campo de concentración de Dachau, que fue el sitio de experimentos médicos nazis y ejecución de decenas de miles de personas.
Gudrun recordaba la visita en su diario: «Hoy fuimos al campo de concentración de las SS en Dachau. Vimos todo lo que pudimos. Vimos el trabajo de jardinería. Vimos perales. Vimos todas las pinturas pintadas por los prisioneros. Maravilloso».
«Y después comimos mucho. Fue muy agradable», concluía.
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Cuando el Tercer Reich cayó en mayo de 1945, Gudrun, de 15 años, y su madre huyeron al norte de Italia, donde fueron arrestadas por las tropas estadounidenses. Himmler fue capturado por las fuerzas rusas el 20 de mayo de 1945 y fue transferido a las autoridades británicas. Tres días después se suicidó mordiendo una pastilla de cianuro que había ocultado.
Gudrun y su madre estuvieron detenidas durante cuatro años en varios centros de detención en Italia, Francia y Alemania. Ella se negó a creer que la muerte de su padre fue un suicidio y sostuvo que había sido asesinado por sus captores británicos. (ECHA- Agencias)