El público de la Ópera de Viena fue muy generoso con el tenor Juan Diego Flórez al dedicarle numerosas ovaciones y, lo que era más importante, llenar el teatro en un concierto benéfico para «Sinfonía por el Perú», la fundación benéfica de ayuda a niños pobres que creó en 2011.
Fuentes del teatro vienés indicaron a que la recaudación podría superar ampliamente los 100.000 euros (106.000 dólares), de los que habrá que descontar sólo los gastos técnicos, ya que todos los artistas que participaron en el concierto lo hicieron de forma desinteresada.
«Es un sueño cumplido el poder decir ya que tenemos la ‘»Sinfonía por el Perú’ caminando tan bien y cambiando la vida de tantos niños en Perú», declaró Juan Diego Flórez durante uno de los ensayos antes de la gala.
El tenor destacó el hecho de que hoy compartieran escenario grandes estrellas de la ópera mundial junto a jóvenes músicos salidos de distintos programas sociales de todo en el mundo, todos ellos estimulados por el concepto de transformar a la sociedad a través de la música.
La gala sirvió para presentar a «Friends of Juan Diego Flórez», una asociación creada para apoyar a «Sinfonía por el Perú» pero también a otras iniciativas parecidas.
Entre esos amigos se contaron hoy la mezzosoprano italiana Cecilia Bartoli, la soprano rusa Aida Garifullina, el tenor español Celso Albelo o el barítono italiano Michele Pertusi, entre otros.
Hubo que lamentar la ausencia de la soprano Anna Netrebko, quien anunció que no podría participar en la gala.
El programa mezcló arias de Verdi, Rossini o Mozart y hasta la jota «Te quiero morena» de la zarzuela «El trust de los tenorios», interpretada por Albelo y que resultó uno de los temas más aplaudidos.
Un dueto de «La Cenerentola», con Bartoli y Flórez, o el aria «E lucevan le stelle», de «Tosca», en la voz de Vittorio Grigolo, fueron otros de los momentos más celebrados.
«Sinfonía por el Perú» dispone actualmente de 15 núcleos en distintas regiones del país, en los que unos 2.500 niños y jóvenes de entornos desfavorecidos usan la música como una vía de escape a la pobreza, la violencia o el trabajo infantil.
Flórez se enorgulleció de lo conseguido desde 2011 y del reconocimiento internacional que el proyecto tiene y afirmó que esta iniciativa ya no tiene marcha atrás.
«Se está creciendo y se sigue y sigue creciendo. Queremos consolidar lo que tenemos bien, antes de crecer demasiado. Creo que esto no se para, esto sigue. Y si diese señales de que se está parando, me esforzaré mucho para que esto no pase», aseguró Juan Diego Flórez.
Sobre que la financiación venga ahora sobre todo de empresas privadas en Perú y fundaciones extranjeras, el tenor confió en que haya pronto una mayor implicación de las administraciones públicas.
«El Estado también entrará, seguramente, porque ellos también han mostrado interés. Creo que el Estado tiene que estar involucrado porque es un proyecto país. Es un proyecto social que usa la música como herramienta, pero es meramente social», recordó Juan Diego Flórez.
«Estos niños son mejores en el colegio, son más creativos. Son mejores en sus casas. Creen más en sí mismos. Trabajan menos en la calle, sufren menos agresividad de parte de los padres, son menos agresivos. Hay muchos indicadores que demuestran que esto transforma la sociedad», enumeró Flórez los resultados positivos del proyecto.
Testigo de ese impacto ha sido Marcela Cerna, una violinista de 19 años que fue monitora de «Sinfonía por el Perú» en la ciudad de Huaraz.
«Realmente ellos quieren dedicarse a la música y lo que hay que hacer es ayudarlos lo más posible, para que puedan lograr su sueño y creo que eso es lo que está consiguiendo Sinfonía por el Perú«, explicó Juan Diego Flórez.
Cerna, violinista, fue uno de las jóvenes músicos que ocupó hoy el foso de la Ópera junto a varios miembros de la Filarmónica de Viena.
Esos jóvenes interpretes provienen de programas sociales parecidos de otros diez países, entre ellos el Sistema de Venezuela, gran pionero en este tipo de iniciativas; la Fundación Bravura de Bolivia; la Academia Filarmónica de Medellín, en Colombia; y la Escuela de Música Papageno, de Chile.
«Una experiencia realmente inolvidable y tocar aquí en la Ópera de Viena es algo que en mi vida me imaginé. Un sueño hecho realidad», describió Esteban Rúa, percusionista en la Academia Filarmónica de Medellín, tras el exitoso recital.
«La música me ha dado un estilo de vida. Me ha permitido encontrar más oportunidades. Hoy estoy acá en Viena, mañana quién sabe dónde estaré gracias a la música. Sólo venir acá y participar de estos conciertos es una transformación. Lo motiva a seguir trabajando para ser mejor persona y mejor músico», aseguró Juan Diego Flórez.