MANAGUA (Nicaragua).- El cardenal nicaragüense, Leopoldo Brenes, afirmó hoy que hace las gestiones para que se retome el diálogo entre el Gobierno de Daniel Ortega y la gran alianza opositora, en busca de una salida pacífica a la crisis que ha dejado centenares de muertos en el país desde abril pasado.
«Estamos haciendo las gestiones para retomar el diálogo» suspendido desde finales de junio pasado, dijo Brenes, también Arzobispo de Managua, al ser consultado por los periodistas.
El religioso destacó que el diálogo «es la única vía para solucionar los problemas» en Nicaragua.
El diálogo, cuyos mediadores y testigos son los obispos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, se instaló a mediados de mayo pasado, pero se ha desarrollado de forma intermitente y permanece suspendido desde el pasado 25 de junio, cuando celebró su última sesión.
Cardenal reitera que el diálogo es el único camino para sacar a Nicaragua de la crisis https://t.co/uctgDdyPPU
— Arquidiócesismanagua (@arquimanagua) August 7, 2018
Ortega ha calificado de «golpistas» a los obispos y que son cómplices de las fuerzas internas y de los grupos internacionales que, a su juicio, actúan en Nicaragua para derrocarlo.
El 7 de junio, la Conferencia Episcopal propuso a Ortega que adelantara a marzo del 2019 las elecciones fijadas para el 2021 y que renunciara a presentarse a la reelección, pero Ortega lo rechazó y pensó que la propuesta mostraba que los obispos estaban «comprometidos con los golpistas», según dijo el 19 de julio.
A mediados de julio, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la Oficina Regional para América Central del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Oacnudh) alertaron de que integrantes de la Iglesia católica estaban sufriendo ataques por su mediación en el diálogo y por proteger la integridad física de los manifestantes.
La Alianza Cívica, que aglutina a empresarios, sociedad civil, estudiantes y campesinos, envió una comunicación escrita a Ortega en la que le «hace un llamado urgente a retomar el camino para una salida pacífica y democrática, a cesar toda forma de violencia y a reinstalar el diálogo nacional con la Conferencia Episcopal como mediadora y testigo, con los garantes internacionales apropiados».
Nicaragua atraviesa la crisis más sangrienta desde la década de 1980, también con Ortega como presidente, y que ha dejado entre 317 y 448 muertos, según varios organismos humanitarios, cifra que el propio Gobierno cifró este martes en 197.
Las protestas contra el Gobierno comenzaron el pasado 18 de abril por unas fallidas reformas a la seguridad social y se convirtieron en un reclamo que pide la renuncia de Ortega, después de once años en el poder, con acusaciones de abuso y corrupción en su contra.
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