Alberto Terry desde que apareció con la casaquilla crema, se identificó plenamente con ese equipo que llevaba en el corazón: Universitario de Deportes. La hinchada lo idolatraba y seguía como un verdadero ídolo. Fue uno de los cracks más rutilantes y carismáticos que ha tenido el fútbol peruano.
El «Gringo» asomó en la primera división en 1948. Su pinta de galán de cine, con su bigote recortado y su cabellera rubia, adornada por un jopo, lo ubicaron como una figura estelar. Muchacho criollo y pendenciero. Esos atributos lo convirtieron en un verdadero imán para atraer a gran cantidad de damas a las tribunas. Todas y todos querían ver en acción y admirar a la «Saeta rubia».
Cuando el venerable «Lolo» Fernández comenzó a pensar en el adiós de los campos, fue «Toto» Terry quien lo remplazó en el alma apasionada de la hinchada. Esos seguidores deliraban con las cosas que hacía el gringo en el gramado. Rápido, inteligente y hábil. Alguien dijo una vez con muy buen criterio: Terry es un gringo nacido en Miraflores que juega con alma de negro victoriano».
En 1953 el gran «Cañonero» se retiró definitivamente y es cuando «Toto» se quedó como el único emblema crema. Se había convertido en la figura de ese club con el que había soñado jugar desde niño en su querido barrio miraflorino.
El juego de Terry era dulce y talentoso. Hacía las jugadas con tanta destreza, que embrujaba a los aficinados, así fueran del bando contrario.
En 1949 comienza su alza. Ese año la gente se deleitó con su juego en la temporada internacional de verano, donde fue refuerzo obligado en todos los equipos locales frente alos extranjeros. Vinieron a jugar los más notables elencos brasileños y argentinos y la figura de «Toto» era bolo puesto en cada partido.
Le llegaron ofertas, del Boca y Fluminense. La respuesta del «Gringo» fue siempre: » A mí de Lima nadie me mueve…. si Lima es más bella que París». Ni siquiera otra oferta del Lazio de Italia lo pudo convencer. Nadie podía imaginarse que «Toto» podría dejar algún día la crema.
En 1955 aparece Sporting Cristal en nuestro medio, como un club poderoso. No hubo barrera que pudiera detenerlo en conseguir a los mejores jugadores locales y hacer contrataciones extranjeras del más alto nivel.
En 1959, Terry fue llamado a la selección para el Sudamericano de Buenos Aires por don Jorge Orth y de regreso a Lima comenzaron a gestarse las maniobras rimenses para llevárselo a sus filas. «Toto» quería seguir con la crema, pero la situación económica era crítica. Le debían a todo el plantel y tenían que afrontar la renovación de su máxima figura.
Cortesía: elcomercio.pe
En el verano de 1960 se concretó el pase más sonado de nuestro fútbol. Muchos hinchas cremas no podían resignarse a perder a su gran figura. Hasta ahora todavía es motivo de controversia en cualquier reunión de mayores cuando entra al debate el pase de Terry al Cristal. Si bien el «Gringo» ganó en plata, perdió en popularidad. Porque la hinchada crema nunca le perdonó el haber cambiado de casaquilla.
El pase de Terry por el Rímac fue fugaz. Duró solamente un año. A fines de 1961 optó por retirarse. Alguna vez con algo de nostalgia y arrepentimiento, confesó con el corazón en la mano: «Si yo hubiera seguido en la «U» podía haber jugado fácil unos tres años más… porque sentía el calor de la tribuna. Con Cristal, fue distinto…».
Alberto Terry falleció el 5 de febrero, poco antes de cumplir 76 años, víctima de un cáncer al pulmón.
Fuente: arkivperu.com