CIUDAD JUÁREZ.- En los debates de los foros para la pacificación del país en Chihuahua, familiares de los desaparecidos siguen exigiendo justicia , sin perdón ni amnistías, al electo futuro mexicano, Andrés Manuel López Obrador.
Olvido no, perdón sí había pedido el futuro mandatario al inaugurar el primero de los 20 foros «Escucha» que organiza su equipo en distintos estados para recoger propuesta con miras a la pacificación del país.
Su exhorto se encontró con la inconformidad de activistas y familiares de víctimas de la violencia, que durante 12 años –desde que el ex presidente Felipe Calderón le declaró la guerra al narcotráfico en 2007– han multiplicado en sus voces una sola consigna: ¡ni perdón, ni olvido!
«¡No se puede perdonar!», le interpeló, cara a cara, la madre de una víctima a López Obrador.
En la inauguración, como en los tres foros realizados hasta el momento, las víctimas dicen «¡No!» al perdón y reclaman al próximo gobierno justicia y castigo para los culpables de las más de 37.000 desapariciones, de los miles de asesinatos no resueltos (son más de 200,000) y de los abusos de autoridades militares y policiacas.
«¡Presentación con vida y castigo a los culpables! ¡Vivas se las llevaron, vivas las queremos!», gritaron las familias en el foro de Juárez, que se llevó a cabo en la Universidad Autónoma de esa ciudad. «¡No queremos promesas, queremos justicia!»
Desde el foro inaugural de Ciudad Juárez, el único al que asistió López Obrador y la plana mayor de su equipo que encabezará las tareas de seguridad en el país, el discurso del perdón y la propuesta de amnistía no hallaron tierra fértil entre familiares de víctimas y distintas organizaciones de defensa de los derechos humanos.
Hay desconcierto y reserva porque no saben cómo se traducirán en hechos esos dos ejes de la política de seguridad que han planteado López Obrador y sus colaboradores.
Alfonso Durazo, propuesto por López Obrador como próximo secretario de Seguridad Pública en el país, aseguró a los asistentes al foro que proponen un proceso de pacificación y reconciliación nacional, no un pacto con el crimen.
De modo que bajo ningún supuesto, aseguró, los crímenes de lesa humanidad podrían estar sujetos al régimen de amnistía. Tampoco el genocidio, la desaparición forzada, las ejecuciones sumarias, las masacres, torturas y crímenes de agresión, así como violaciones graves a derechos humanos como feminicidios, trata de personas y trata de migrantes, dijo.
Olga Sánchez Cordero, la próxima titular de Gobernación, será la cabeza de la pacificación de México.
Las víctimas necesitan desahogo y en Juárez, como después en las ciudades de Torreón, en Coahuila, y en Morelia y la Huacana, en Michoacán, aprovecharon el espacio para hilar las historias de 12 años de violencia: el hijo o la hija desparecidos, las masacres, los violentísimos métodos para asesinar de los grupos del narcotráfico, las quejas por la falta de atención, interés y premura de las autoridades al atender casos de desparecidos.
Pero hay quienes afirman que la justicia no está peleada con el perdón. Entre ellas Saskia Niño de Rivera, directora de la organización civil Reinserta, quien considera que «hoy la sociedad entiende la justicia y el perdón como temas separados», cuando pueden no serlo.
«Las autoridades piden perdonar para alcanzar la paz y las víctimas no perdonan porque exigen justicia, como si los dos conceptos chocaran entre sí y no pudieran formar parte de una misma ruta», escribió en un artículo a propósito de un proceso de justicia restaurativa en el que la madre de una víctima de homicidio otorgó el perdón al joven que la asesinó. (ECHA- Agencias)