ROMA.– «Si una empresa puede hacer una declaración de bancarrota, ¿por qué un país no puede hacerlo?», fue la pregunta que formuló el papa Francisco al referirse a la grave situación financiera que se afronta en Grecia.
En conferencia de prensa, al regreso de su gira en América Latina, el Sumo Pontífice valoró los primeros pasos del Gobierno de Grecia, encabezado por el primer ministro, Alexis Tsipras, por haber iniciado una revisión justa.
Dijo que no sabe mucho del tema y que «la economía le da alergia» porque se acuerda cúanto trabajaba su padre que era contable, pero dio un tácito apoyo a la lucha que viene librando el gobierno griego.
«Los gobernantes griegos que llevaron (al país) a esa situación de deuda internacional tienen una responsabilidad y el nuevo Gobierno griego comenzó una revisión justa«, subrayó.
Al pontífice se le preguntó mucho por la reunión y el apoyo a los movimientos populares, formados por campesinos, cartoneros, indígenas y otros colectivos con poca representación, y su mensaje «antisistema«. «
“La Iglesia no puede ser indiferente. Tiene una doctrina social y tiene que dialogar con estos movimientos» manifestó Francisco al comentar que su discurso no fue político, sino un resumen de lo que es la doctrina social de la Iglesia.
Zanjó también otras polémicas durante el viaje, al asegurar que a él no le ofendió el crucifijo en forma de hoz y martillo que le regaló el presidente boliviano, Evo Morales. Recordó que fue diseñado por el jesuita español Luis Estival, asesinado por la dictadura y exponente de la Teología de la Liberación, y que se trata de un objeto que se puede incluir en el «arte de protesta», pero que hay que contextualizar el período en el que lo realizó.
Sorprendió al desvelar que en el deshielo entre Cuba «no hubo mediación», sino buena voluntad por ambas partes. (ECHA- Agencias)