Holanda, si el tiempo no ha logrado exprimir la naranja, debe ser un examinador que nos saque de dudas y darnos exacta idea de saber cómo estamos luego de participar en el Mundial de Rusia 2018.
Ricardo Gareca tendrá ante Holanda, este jueves, y contra Alemania, el domingo, la mejor ocasión de purificar su trabajo con una selección afirmada con la base de la anterior cosecha.
Es decir la ocasión de probar nuevas alternativas con refrescos necesarios y ausencias obligadas como la de Paolo Guerrero. Con la necesidad de recurrir al concolón y tener claro que es mejor apelar a la frescura de estar preparados para no depender del ‘Depredador’.
Con Jefferson Farfán de punta es un recurso temporal y se hace de necesidad impostergable buscar un ‘9’ para que Paolo deje de cargar la mochila de ser el único atacante neto de la bicolor.
Gareca debe tener claro que la competitividad se mejora con topes ante selecciones europeas para llegar mejor sincronizados cuando se tenga que jugar la Copa América 2019 en Brasil y la participación en las eliminatorias rumbo al Mundial de Qatar 2022.
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El propósito del ‘Tigre’ es claro, tener una selección compacta que pueda enfrentar a cualquier selección del mundo, con todas las variantes que significa enfrentar rivales muy diferentes.
Holanda, con su fútbol total ya pasado de moda, debe ser con todo un rival exigente. Los holandeses están en proceso de renovar el poderío que tuvo antes con Johan Cruyff y se le ha encargado de Ronald Koeman, el recordado héroe de Wembley cuando le dio a Barcelona su primer título europeo en el 1-0 a la Sampdoria, la misión de hacer que la naranja se convierta en jugosa fruta. (Hugo Laredo Medina).