WASHINGTON.- A la prensa norteamericana le resultó fácil caracterizar a Jair Bolsonaro como un remedo de Donald Trump que quiere liderar una restauración conservadora que se extiende del terreno de las conquistas sociales a un impreciso liberalismo pro mercado.
Incluso su nacionalismo de sesgo militarista traduce fácilmente el «America first» en «primero Brasil». Y el estilo provocador que uno y otro muestran en público, con escaso o ningún apego a la corrección política, parece cortado por la misma tijera, señala el informe de Infobae.
¿Estas similitudes los convertirán en mejores amigos? ¿Si gana Bolsonaro en la segunda vuelta dará inicio a una nueva era de alineamiento total con Washington? Los analistas que observan la realidad brasileña desde Washington se hacen estas preguntas y muchas otras.
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Sobre todo se preguntan si, a la manera de Trump en Estados Unidos, comenzará ahora en Brasil un período político en el que la imprevisibilidad será la norma. La mayoría cree que la respuesta es afirmativa.
Juan Carlos Hidalgo, analista para América Latina del Cato Institute, de la capital estadounidense, ve con inquietud indisimulada un posible ascenso de Bolsonaro a la presidencia.
«Es algo que era difícil de imaginar y lo cierto es que ahora estamos ante un sociópata, ante un hombre con patologías bien reconocibles, que tiene muy buenas posibilidades de acceder al poder», afirma.
Los riesgos, señala Hidalgo a Infobae, tienen que ver con la salud de las instituciones brasileñas.
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«Si Trump generaba ciertos resquemores por algunas de sus posiciones a pesar de los pesos y contrapesos que prevé el sistema democrático en Estados Unidos, en Brasil esos frenos al poder presidencial son más débiles, y estamos ante un demagogo peligroso, que resalta los valores de la dictadura», advierte.
El peso regional de Brasil no pasa inadvertido: todavía es –pese a la crisis que arrastra desde hace cuatro años– la octava economía del planeta. Además es la segunda potencia militar del hemisferio y comparte fronteras con casi todos los países de América del Sur. (ECHA- Agencias)