Tan solo dos años después de que su líder Keiko Fujimori se quedará a un paso de ganar la Presidencia, el fujimorismo ha visto cómo su capital político ha quedado seriamente dañado al perder de manera categórica en las elecciones regionales y municipales de este domingo en Perú.
Estos comicios han implicado un duro varapalo para el partido fujimorista Fuerza Popular en Lima, una ciudad de casi 10 millones de habitantes en la que su candidato, Diethell Columbus, solo obtuvo un 2,7 % de los votos válidos, frente al 36 % del ganador, el centrista Jorge Muñoz.
El segundo lugar lo ocupó el exministro Daniel Urresti, del partido Podemos Perú, que obtuvo el 19,6 %, y tercero fue el excongresista Renzo Reggiardo, de Perú Patria Segura, con 8,8 %.
Bien se puede considerar que el golpe para el fujimorismo es doble en la capital si se recuerda que Reggiardo fue miembro de esa agrupación hasta hace unos años y que sus detractores lo acusaban de ser su candidato «en la sombra», algo que él siempre negó.
En concordancia con la altísima desaprobación que recibe Keiko de la ciudadanía, que supera el 80 % en todos los sondeos, el rechazo popular también fue notorio en los 43 distritos de Lima, donde todos los candidatos de Fuerza Popular se quedaron con las manos vacías y solo uno de ellos ocupó el segundo lugar en San Juan de Miraflores.
El panorama en el interior del país no ha sido mejor para el partido naranja, ya que no ha ganado ninguna gobernación regional, ni sus candidatos irán a la segunda vuelta del próximo 9 de diciembre para definir la elección en alguna de esas plazas.
De esa manera, Fuerza Popular ha perdido los tres Gobiernos regionales que controlaba desde 2014: el de la región sureña de Ica, la centro andina de Pasco y la amazónica de San Martín.
En estas elecciones no presentó candidato en Pasco y su representante en San Martín se retiró en medio de la contienda.
En los comicios del domingo, Fuerza Popular solo ganó la alcaldía de las provincias de Yauyos, en la sierra de Lima, y Sánchez Carrión, en la región norteña de La Libertad, mientras que pelea el triunfo en Tocache, en la amazónica San Martín.
Además, se quedó con algunos pequeños municipios, como el del balneario de Huanchaco, en la provincia norteña de Trujillo.
Todos estos resultados, con algunas cifras oficiales aún por confirmar, han llevado a los analistas a coincidir en que el fujimorismo ha sido víctima de la grave crisis de desprestigio ciudadano que enfrenta en los últimos meses.
Es evidente «un desgaste» en Fuerza Popular que va a la par del que afronta Keiko, como remarcó el analista Luis Benavente, tras sus enfrentamientos con el Gobierno, las diferencias políticas con su hermano Kenji y su posición cambiante sobre el indulto, ahora anulado, de su padre, el expresidente Alberto Fujimori.
«Lo que ha sucedido es una derrota para Fuerza Popular, para Keiko Fujimori y para el propio candidato a la alcaldía de Lima» dijo Benavente antes de agregar que ese partido «sigue una pendiente hacia abajo que lo va a llevar a un 2021 con pocas posibilidades para las elecciones presidenciales».
En esa misma línea se pronunció la vicepresidenta peruana, Mercedes Aráoz, quien dijo en el Canal N de televisión que uno de los grandes perdedores ha sido «definitivamente, el fujimorismo«.
«No es un tema que dice la prensa, como suelen acusar, sino que la población le está diciendo que no quieren contar con ellos por la forma en que se han comportado en los últimos tiempos», remarcó.
Para Aráoz, el fujimorismo ha puesto en riesgo la gobernabilidad del país y la población quiere «crecimiento económico,(y) responsabilidad de los políticos en todas las bancadas para poder llegar a tener una acción que llegue al desarrollo del país».
De esa manera, dos años después de que Keiko perdiera la Presidencia frente a Pedro Pablo Kuczynski por poco más de 41.000 votos, el fujimorismo parece ver que se esfuma el arraigo popular que le permitió controlar un Congreso que, ahora, gran parte de la población no duda en pedir que sea cerrado por el Ejecutivo. EFE
Fujimorismo no tendrá ningún regidor en Lima, ¡gracias Karina Calmet!