En Latinoamérica no cabe duda que los más constantes representantes del cine continental son Argentina, Brasil y México, hoy países como Perú, Chile y Uruguay también dejan ver lo suyo. Pero esta columna es dedicada a uno de los mejores actores de esta parte del mundo, quizás el mejor, el Señor Ricardo Darín.
Alguien que es capaz de llevar sobre los hombros toda una cinta y dejarnos boquiabiertos por su interpretación. Lo ha demostrado en diferentes momentos de su filmografía, incluso una de sus películas ganó el Oscar a Mejor Filme Extranjero. Y, a pesar del éxito, es sabido que mantiene la humildad y los pies sobre la tierra.
Poco a poco. Los ciudadanos del mundo se han puesto a averiguar sobre este bonaerense nacido en 1957 y más de uno se ha vuelto asiduo a los filmes que protagoniza. Y, es que Darín no es de esos actores que “se sienta en sus laureles”, constantemente lo vemos en nuevas propuestas y no satura.
Quizás, por su estilo tan humano. Ricardo no es de esos artistas que se “transforman físicamente” para cada papel. Su estilo, si quieren, es más convencional. Nos mete en la trama, porque se trata de un tipo común y corriente enfrentando una situación anómala, que muchas veces escapa de su control.
Las “imperdibles”
Una comedia que hace reír y llorar, un tema tan cotidiano como el Alzheimer y el impacto entre el convaleciente y sus seres queridos. Se trata de El Hijo de la Novia (2001), totalmente recomendable y la muestra de que un drama tan difícil también puede ser visto de un lado más amable.
Estafas hay en todos lados, y una cinta sobre ellas puede ser repetitiva. Pero Nueve Reinas (2000) “marcó su territorio”, tanto así que Hollywood quiso repetir el plato infructuosamente. Darín está perfecto como un estafador experto que pretende enseñarle sus mañas a un novato. El final es inesperado.
Ganó la “estatuilla dorada del cine”, El Secreto de tus Ojos (2009) es un filme de corte policial. Donde dos fiscales van tras la pista de un asesino, pero también se ubica en la dictadura argentina, y ella va tomando un severo protagonismo. El cineasta Juan José Campanella mostró atrevimiento y salió triunfador de la mano de Darín.
Por momentos, Un Cuento Chino (2011) parece una parábola sobre la tolerancia y amistad entre personas de realidades muy distintas que, incluso, no comparten ni el idioma. También es una comedia muy hilarante y reflexiva. Ricardo encarna a un amargado dueño de una ferretería que se topará con una experiencia definitiva en su vida.
Cierro con una de sus últimas interpretaciones, Séptimo (2013), donde nuevamente vuelve al triller. Se imaginan que un simple juego entre padre e hijos, “ver quien gana entre escaleras y ascensor”, termine con la desaparición de los pequeños. ¿Qué pasó? ¿Dónde están? Esas respuestas las verán en la cinta de pronto estreno.