La guitarra y la voz de Rubén Albarrán y Emmanuel del Real, de la banda mexicana Café Tacvba, se sumó a la campaña de solidaridad con las caravanas de migrantes que se dirigen a la frontera de Estados Unidos en busca de asilo.
.Los dos componentes de una de las formaciones más destacadas en Latinoamérica pudieron escuchar las historias de algunos de los migrantes que, por sorpresa, acudieron a un íntimo e improvisado concierto en que la letra de la canción Las Flores se transformó en un grito de esperanza.
Hace tiempo que el compromiso social marca el carácter de la banda, nutriendo su arsenal tacubo de canciones repletas de mensaje, como Ixtepec, un tema que bien podría haber sonado en este mini-concierto y que debe su nombre al sacerdote y activista mexicano Alejandro Solalinde, que lleva años brindado su apoyo a los migrantes centroamericanos indocumentados.
Su último disco publicado, Jei Beibi (Melotrón, 2017), es uno de los trabajos más reivindicativos de la banda tacuba, un detonante sonoro contra la inacción política y el racismo que explota en canciones como Futuro o Disolviéndonos en el que lamentan la sociedad racista que levanta muros.
Su deseo también fue dirigido a quienes aún tienen travesía por delante y a los que todavía están por llegar. “Queremos utilizar la atención que podamos tener en los medios para darle la bienvenida a todos los caminantes, deseando que estén cuidados, protegidos, que los obstáculos se disuelvan y que lleguen bien al destino al que han decidido llegar”, finalizó antes de despedirse con Olita de Mar.
La guitarra y la voz de Rubén Albarrán y Emmanuel del Real, de la banda mexicana Café Tacvba, se sumó a la campaña de solidaridad con las caravanas de migrantes que se dirigen a la frontera de EstadosUnidos en busca de asillo.
.Los dos componentes de una de las formaciones más destacadas en Latinoamérica pudieron escuchar las historias de algunos de los migrantes que, por sorpresa, acudieron a un íntimo e improvisado concierto en que la letra de la canción Las Flores se transformó en un grito de esperanza.
Hace tiempo que el compromiso social marca el carácter de la banda, nutriendo su arsenal tacubo de canciones repletas de mensaje, como Ixtepec, un tema que bien podría haber sonado en este mini-concierto y que debe su nombre al sacerdote y activista mexicano Alejandro Solalinde, que lleva años brindado su apoyo a los migrantes centroamericanos indocumentados.
Su último disco publicado, Jei Beibi (Melotrón, 2017), es uno de los trabajos más reivindicativos de la banda tacuba, un detonante sonoro contra la inacción política y el racismo que explota en canciones como Futuro o Disolviéndonos en el que lamentan la sociedad racista que levanta muros.
Su deseo también fue dirigido a quienes aún tienen travesía por delante y a los que todavía están por llegar. “Queremos utilizar la atención que podamos tener en los medios para darle la bienvenida a todos los caminantes, deseando que estén cuidados, protegidos, que los obstáculos se disuelvan y que lleguen bien al destino al que han decidido llegar”, finalizó antes de despedirse con Olita de Mar. (ECHA-Agencias)