PARÍS.- El primer ministro francés, Édouard Philippe, recibió hoy a una delegación de «chalecos amarillos» considerados moderados que se han desmarcado de la violencia y que reclamaron la intervención del presidente, Emmanuel Macron, con medidas concretas y rápidas, sobre todo para el poder adquisitivo.
«El presidente tiene que tener en cuenta todo lo que hemos planteado», señaló a la prensa Jacline Mouraud, una de las portavoces de los que se hacen llamar «chalecos amarillos libres» tras el encuentro esta noche con Philippe, que se prolongó durante una hora y media.
Mouraud consideró que el primer ministro les había escuchado y había tomado nota de sus demandas: «ahora esperamos la palabra del presidente».
En la misma línea, Benjamin Cauchy, otro de los miembros de la delegación, insistió en que «es hora de que el presidente de la República asuma sus responsabilidades y hable rápidamente»
Para Cauchy, Macron debe pronunciarse «de forma concreta y rápida» y en particular con el anuncio de «una medida fuerte para el poder adquisitivo», pero «no una prima de Navidad» sino un dispositivo que tenga carácter «inmediato y recurrente».
Los «chalecos amarillos libres» han hecho un llamamiento para que la gente no acuda mañana a las protestas convocadas en París ante el riesgo de que vuelvan a degenerar en violencia, una deriva que quieren evitar y a la que se oponen.
En lugar de eso, piden a los manifestantes que se queden en sus respectivas regiones y que continúen con sus movilizaciones en las carreteras, en las rotondas y en las autopistas pero de forma pacífica.
En previsión de una nueva jornada de altercados, el gobierno ha preparado un dispositivo de seguridad «excepcional» que incluye, en particular, el despliegue de 89.000 policías y gendarmes en todo el país (el sábado pasado habían sido 65.0000), de los cuales 8.000 en París.
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