La más grande feria artesanal abre en Lima con más de 140 expositores (Fotos)

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La más grande feria de artesanías del Perú, Ruraq Maki, abrió sus puertas en Lima con piezas de cerámica, textiles, esculturas y cestería de más de 140 agrupaciones de artesanos, que reproducen técnicas ancestrales de los Andes, la Amazonía y la costa del país.

A lo largo de tres pisos del edificio del Ministerio de Cultura en Lima, los visitantes pueden apreciar y comprar finas piezas de cerámica andina, vestidos bordados de distintas regiones, sombreros de lana de alpaca, cestos tejidos en pueblos de la costa, tallados en madera y pinturas con escenas de la naturaleza.

Una de las piezas más representativas de la artesanía son los retablos de Ayacucho, unas cajas de madera con puertas abiertas que reproducen las fiestas populares y las tradiciones con pequeños personajes elaborados con una masa de papa cocida y yeso.

Jesús Urbano es hijo de un reconocido maestro retablista, del mismo nombre, que le legó a su familia las técnicas y secretos para elaborar estos trabajos en la provincia de Huamanga.

«Utilizamos la papa blanca, que es ligosa, se cocina y se muele en un batán (moledor de piedra), eso se mezcla con yeso cerámico, y se van haciendo las figuras. Se seca solo en la mesa, no necesita cocina como la cerámica, y de ahí se hacen los vestidos», relató Urbano a Efe.

El experimentado artesano explicó que «dentro de los retablos se puede representar de todo, desde lo más tradicional que es la Semana Santa, con el encuentro de ramos y la Resurección, o el Cortamontes, y el Tanakuy», algunas de las festividades conocidas en los pueblos.

Conforme los artesanos han ido innovando los retablos, éstos pueden colocarse en cuadros, espejos, piezas de bambú o calabazas.

Otro maestro artesano con 70 años de trayectoria es Mamerto Sánchez, que elabora piezas de cerámica en la zona ayacuchana de Pampa de Quinua, en plenos Andes del centro de Perú.

«Mi padre y mi abuelo eran artesanos pero no vendían (su trabajo), sino que hacían trueque por maíz, trigo, ovejas o cabras», contó Sánchez, que ha formado generaciones de discípulos.

Las piezas que elabora Sánchez utilizan los colores tierra, que son pinturas naturales con las cuales pintan sus trabajos antes de ponerlos en el horno.

Así desfilan sus cortes celestiales, que tienen a seis santos tocando instrumentos, uno al lado del otro, la Virgen de Cocharcas en lo alto de una iglesia o las imágenes del nacimiento de Jesús.

«Hago la corte celestial porque en mi pueblo habían bastantes santos, ahora hay bastante evangelistas (evangélicos), ellos ya no celebran, (así que) los seis santos se celebran, el resto se han olvidado», expresó.

El maestro también expone una vajilla para bodas, donde destaca el plato matrimonial porque «los novios comen de un solo plato, el novio hace comer a la novia, como la palomita está dando de comer a la otra palomita», en los adornos del platillo.

En la feria también hay colectivos de artesanos de la Amazonía como el que representa Pablo Taricuarina, de la asociación cultural Yrapakatun de la comunidad Cucama de Santo Tomás, en Loreto.

«Hemos traído los espíritus del monte, que son los maisangara, son los espíritus de las plantas. Cada planta tiene su alma y se representan para poder enseñar la medicina tradicional y los secretos de la selva», explicó Taricuarina.

Las piezas son elaboradas en madera balsa y talladas en forma de hombres con colas de pez, así como también tienen otorongos, boas, tortugas taricayas, y osos hormigueros.

«Traemos las piezas para poder contar historias, cada pieza tiene una historia que contar sobre los elementos de nuestra cosmovisión porque creemos que hay varios mundos, en el agua y el cielo, que siempre hemos creído que se relacionan», dijo.

Los Cucama tienen una gran fiesta donde todos los espíritus son representados con máscaras y el personaje principal es el mashacara, las que han sido elaboradas por sus artesanos y traídos a Lima para revalorar sus costumbres.

Otra comunidad que participa desde hace más de 10 años en Ruraq Maki es Parobamba, en la región Cusco, que trae los textiles de la familia Pimentel Quispe desde el valle sagrado de los Incas.

Esta familia utiliza la técnica del telar de cintura, de 2.500 años de antigüedad, para elaborar ponchos de lana de alpaca, bufandas, caminos de mesa y cubrecamas de colores obtenidos de tintes naturales.

«Todos los trabajos que elaboramos son de lana de alpaca, los colores son tintes naturales, y es una artesanía de rescate y recuperación de la cultura inca», declaró David Pimentel, en representación de sus padres, premiados por la Unesco con el sello de excelencia.

La zona donde la familia tiene su taller y escuela Qaytu en Cusco «es una geografía de varios pisos ecológicos donde podemos encontrar las alpacas y tintes naturales. El rojo es teñido por la cochinilla y el índigo que viene de México o El Salvador, lo compramos y nos mandan», señaló a Efe.

En la inauguración de la feria, la viceministra de Interculturalidad, Elena Burga, destacó que «lo fundamental es ese conocimiento milenario (de los artesanos) para que el resto del Perú lo valore y sepa de donde procede».

Ruraq Maki, ‘hecho a mano’ en idioma quechua, se realiza dos veces al año, en julio y diciembre, y este año por primera vez tuvo como país invitado a México, en su edición de julio pasado, según resaltó la directora de Patrimonio Inmaterial, Soledad Mujica. EFE

Un par de artesanos de la comunidad cusqueña de los Q’eros muestra su técnica de utilización del telar hoy durante la ceremonia de inauguración de la feria artesanal «Ruraq Maki, Hecho a mano», la exposición-venta de arte tradicional más reconocida del país, llevada a cabo en la sede del Ministerio de Cultura de la ciudad de Lima. EFE / Ernesto Arias

 

Vista de unos detalles de los tradicionales retablos ayacuchanos del artesano Jesús Urbano. EFE / Ernesto Arias

 

Invitados y autoridades posan hoy durante la ceremonia de inauguración de la feria artesanal «Ruraq Maki, Hecho a mano». La más grande feria de artesanías del Perú, abrió hoy sus puertas en Lima con piezas de cerámica, textiles, esculturas y cestería de más de 140 agrupaciones de artesanos, que reproducen técnicas ancestrales de los Andes, la Amazonía y la costa del país. EFE / Ernesto Arias

 

El artesano cusqueño Fernando Pachacútec Huamán muestra sus trabajos en hojalata hoy durante la ceremonia de inauguración de la feria artesanal «Ruraq Maki, Hecho a mano». EFE / Ernesto Arias

 

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