MOSCÚ.- Rusia enviará una decena de aviones cazas a la península de Crimea, en plena escalada de tensión entre Kiev y el Kremlin tras el tiroteo, abordaje y captura de una flotilla ucrania en el mar de Azov a finales de noviembre.
El anuncio se produce justo después de que el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, afirmase que Ucrania «prepara un acto de provocación en la frontera» y que este «se enfrentará a una dura respuesta».
Por su parte Kiev ha asegurado que con sus palabras y el envío de cazas, Rusia busca reivindicar «una agresión militar no disimulada».
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Los aviones de combate llegarán a Crimea la semana que viene, según ha anunciado el Ministerio de Defensa ruso este lunes, que ha asegurado que el despliegue se enmarca en una reorganización de la base aérea de Belbek, en la península anexionada, donde los nuevos cazas Sujói Su-27 y Su-30 quedarán destacados permanentemente.
El titular de Exteriores ha asegurado que Rusia no librará una guerra contra Ucrania, pero que responderá de la misma manera si Kiev realiza una provocación en la frontera con la península anexionada.
“No haremos la guerra contra Ucrania, se lo prometo”, ha asegurado Lavrov en una entrevista con la radio Komsomolskaya Pravda.
27 de noviembre de 2018
Pero añadió: “Alguna información nueva que hemos recibido y en la que estamos dispuestos a confiar indica queel presidente de Ucrania, Petró Poroshenko está planeando un acto de provocación en la frontera con la Federación Rusa para finales de diciembre.
“Se enfrentará a una dura respuesta que no encontrará divertida. Este es nuestro país, esta es nuestra frontera. No le permitiremos intentar perseguir algunos de sus propios intereses y violar los derechos que los crimeos defienden”, señaló.
“Creo que este es otro intento por parte de Rusia de reivindicar su barbarie y una agresión militar no disimulada”, contestó el primer ministro de Ucrania, Volodimir Groisman, desde Bruselas, donde participaba en una reunión con la alta representante para la Política Exterior, Federica Mogherini.
26 de noviembre de 2018
Ucrania declaró el pasado 27 de noviembre la ley marcial en diez regiones del país, las fronterizas con Rusia. Este fin de semana, el presidente Poroshenko ha descartado ampliar ese «estado de guerra», que expira la medianoche del 26 de diciembre a no ser que se produzca una «agresión militar rusa a gran escala».
El conflicto no tiene visos de enfriarse y Rusia mantiene presos a los 23 marinos ucranios que capturó en el incidente en el mar de Azov, acusados de entrar ilegalmente en aguas que considera suyas.
El asunto de los marinos presos está causando serios problemas a Rusia. Sobre todo después de que el presidente de EE UU, Donald Trump, cancelase la reunión que iba a mantener con el presidente ruso, Vladímir Putin, a primeros de mes en Buenos Aires (Argentina), coincidiendo con la cumbre del G20, aludiendo a la situación de los capturados.
Va ganando peso, además, la imposición de nuevas sanciones por el suceso en el mar de Azov, según ha afirmado el enviado estadounidense para el conflicto de Ucrania, Kurt Volker, las que se sumarían a las ya impuestas a Moscú. (ECHA- Agencias)