NUEVA YORK (EEUU).- El Comité para la Protección de Periodistas (CPJ), en sus siglas en inglés) denunció hoy el aumento del número de ellos asesinados en el 2018, 53 en total, y destacó que se ha duplicado el número de profesionales de la información asesinados en represalia por desempeñar su labor.
«El número de periodistas asesinados en represalia por sus trabajos prácticamente se ha doblado en el 2018 respecto al año pasado, lo que ha elevado el número total de periodistas asesinados en su trabajo», indicó el CPJ en un informe en el que denuncia especialmente el asesinato en Turquía del periodista saudí afincado en Estados Unidos Jamal Khashoggi.
Hasta el pasado 15 de diciembre se registraron 53 muertes en total, frente a las 47 del 2017 y las 50 del 2016.
Entre estas muertes, al menos 34 se debieron a asesinatos premeditados de periodistas en venganza por su trabajo, frente a los 17 profesionales muertos por el mismo móvil en el 2017.
El Comité señaló a Afganistán como el país con más muertes de informadores, debido «al aumento de los ataques deliberados contra los periodistas llevados a cabo por extremistas».
Solo en este país asiático 13 periodistas perdieron la vida, nueve de ellos el 30 de abril en un doble ataque suicida cuya autoría fue asumida por el grupo terrorista Estado Islámico.
La ONG también destacó la muerte de cuatro periodistas en México, que el año pasado encabezó la lista de este tipo de defunciones con al menos seis profesionales asesinados.
Además, recordó el fallecimiento de otros cuatro reporteros en Estados Unidos, a manos de una persona que había denunciado sin éxito al medio en el que trabajaban, en Maryland, por una supuesta difamación.
Se trató «del ataque individual más mortal contra los medios en la historia reciente de Estados Unidos», dijo la ONG.
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En total, el CPJ apuntó que 34 reporteros fueron asesinados en represalia por su trabajo, 11 perecieron en fuego cruzado, en conflictos armados, y otros 8 en misiones peligrosas, como protestas violentas.
Para el Comité este incremento de muertes se produce «cuando el encarcelamiento de periodistas ha alcanzado un alto registro, aumentando la profunda crisis mundial en libertad de prensa».
En su informe, el organismo vincula esta crisis con los cambios en la tecnología que, según el CPJ, han permitido que más personas practiquen el periodismo y, por otro lado, han favorecido que los grupos políticos y criminales prescindan de los periodistas para difundir su mensaje.
Asimismo, insiste en que hay «una falta de liderazgo internacional sobre los derechos y la seguridad de los reporteros».
La ONG con sede en Nueva York también dedicó parte de su dossier a denunciar el asesinato en Turquía por agentes saudíes del periodista saudí afincado en Estados Unidos Jamal Khashoggi, un caso que destacó como ilustrativo de dicha «falta de liderazgo».
«La Casa Blanca, tradicionalmente un fuerte defensor de la libertad de prensa a nivel global, ha sido ambigua a la hora de denunciar el asesinato de Khashoggi, a pesar de que, según el diario Washington Post, las conclusiones de la CIA aseguran que solo el príncipe heredero (Mohamed bin Salman) pudo haber ordenado una operación de ese tipo», sostiene el CPJ.
En este sentido, recordó las declaraciones del presidente estadounidense, Donald Trump, que preguntado sobre el tema subrayó que, «en todo caso», la Casa Blanca «tiene la intención de continuar siendo un socio sólido de Arabia Saudí».
«Esencialmente, Trump señaló que los países que hacen suficientes negocios con Estados Unidos son libres de asesinar a periodistas sin consecuencias», denunció el CPJ.
El informe también recoge el caso del periodista checo Jan Kuciak, que fue asesinado en febrero.
Para el CPJ, esta muerte junto a la de la periodista del «Malta Times» Daphne Caruana Galizi, en el 2017, que «continúan sin resolverse», favorecen «un estado de impunidad que (…) perpetúa una mayor violencia».
Por otra parte, en las zonas de conflicto, como Yemen y Siria, el CPJ apuntó que las muertes de periodista en fuego cruzado ha registrado su nivel más bajo desde el 2011, debido a la «reducción del acceso en estos lugares» sumado al exilio, el abandono de la profesión o la percepción de un riesgo demasiado alto por parte de los reporteros.
Más allá de estas defunciones, la ONG investiga la muerte de otros 23 periodistas para determinar su origen.
Por su parte, en su informe anual Reporteros Sin Fronteras (RSF) también denunció el lunes una degradación de la libertad de prensa y apuntó que 63 miembros de los medios de comunicación fueron asesinados en el mundo en el 2018, la cifra más alta en tres años.
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