LONDRES.- El Ministerio de Exteriores británico negó hoy que haya modificado su decisión de expulsar a diplomáticos rusos tras el caso Skripal el pasado marzo, pese a declaraciones en sentido contrario del embajador ruso en Londres, Alexandr Yakovenko.
Yakovenko ha dicho a medios rusos que su país y el Reino Unido han alcanzado un principio de acuerdo para el regreso del personal echado de ambos países durante la crisis por el envenenamiento el 4 de marzo en Salisbury (Inglaterra) del exagente ruso Serguey Skripal y su hija Yulia, que Londres atribuyó al Kremlin.
Otras dos personas resultaron contaminadas de forma accidental con el neurotóxico de fabricación soviética Novichok, una de las cuales falleció el 8 de julio.
«No ha habido ningún cambio en nuestra posición sobre la presencia diplomática rusa en el Reino Unido, lo que incluye las medidas tomadas después de lo de Salisbury», declaró el Foreign Office en un comunicado.
El ministerio londinense señaló que la cantidad de personal que trabaja en las «respectivas» embajadas se circunscribe a esas «restricciones».
El Foreign Office matiza en su nota que desde antes del suceso de Salisbury «se ha mantenido un diálogo continuo con Rusia sobre visados diplomáticos».
«Regularmente intercambiamos visados para personal diplomático y no haremos comentarios sobre casos concretos», afirmó el ministerio, que subrayó que «no se han acordado nuevas disposiciones».
Yakovenko aseguró hoy en la televisión pública rusa que el próximo enero el cuerpo diplomático «será restituido tanto en Moscú como en Londres» y auguró que «por lo menos, la mitad de la embajada será restablecida».
Por vez primera en 30 años, el pasado 14 de marzo las autoridades británicas ordenaron la expulsión de 23 diplomáticos rusos del Reino Unido después del envenenamiento de los Skripal, presuntamente cometido por dos agentes secretos rusos.
Tres días después, Moscú expulsó al mismo número de diplomáticos británicos y conminó a Londres a reducir su personal diplomático al mismo nivel que tenía entonces Rusia en el Reino Unido, lo que supuso la salida de 50 personas.
A finales de marzo, Rusia expulsó a otros diplomáticos de países occidentales, en su mayoría de la Unión Europea, que se habían solidarizado con Londres.
Al anunciar el 14 de marzo la expulsión del personal ruso, la primera ministra británica, Theresa May, dijo que la intención era «degradar la capacidad de la inteligencia rusa (servicios secretos) durante años», y advirtió de que si Moscú trataba de restablecerla, Londres lo impediría.
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